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   PASO DE BOLIVAR POR TIERRAS MERIDEÑAS

Con motivo de celebrarse el centésimo nonagésimo quinto (195) aniversario de la llegada de El Libertador Simón Bolívar, a tierras merideñas, la Escuela Bolivariana: "Juan Ruiz Fajardo" participó en los actos culturales con la finalidad de exaltar tan importante fecha histórica.


                                                          
                                                           
 

                                                                    En Pleno Fragor de la Campaña Admirable 

                                                EL BRIGADIER GENERAL SIMÓN BOLÍVAR EN LA VILLA DE EJIDO
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Uno de los hechos más trascendentales en la historia venezolana en general y de la Provincia de Mérida en particular, lo constituye sin lugar a dudas la entrada triunfal de Bolívar a la Villa de san Buenaventura de ejido y a la Ciudad de Los Caballeros de Mérida en 1813, en pleno fragor de la Campaña Admirable, como ha sido calificada la heroica lucha emprendida por los patriotas, con Bolívar al frente, para desalojar a los representantes de la corona española que tenían a los venezolanos bajo su yugo.
De esta Campaña Admirable resalta el hecho de haber sido en Mérida, donde por primera vez se le diera a Simón Bolívar el título de LIBERTADOR con que hoy le conoce el mundo entero.
Con la capitulación del Generalísimo Francisco de Miranda, el 25 de julio de 1812, Venezuela había regresado al sistema colonial; que con gran habilidad fuera derribado el 19 de abril de 1810, fecha en que se constituye la Primera República. Los patriotas tomaron el camino del exilio: Bolívar solicita pasaporte para Curazao y desde allí viaja a Cartagena de Indias, en el mes de noviembre de 1812. En esta ciudad neogranadina se consigue con un gran número de compatriotas que escapan de las nuevas autoridades españolas.
Bolívar aprovecha el tiempo, incorporándose al Ejército de la Provincia de Cartagena de Indias y preparando los ánimos a favor de sus planes: pública “El Manifiesto de Cartagena”, dirigido al pueblo de esa ciudad y al de América entera. En este trascendental documento hace un análisis objetivo de las causas que condujeron a la quiebra de la Primera República en su patria Venezuela. Mientras tanto, organiza y dirige exitosamente las campañas militares del Magdalena y Cúcuta. Flanquea el paso de la invasión realista por el Norte, persiguiendo a Correa y lo derrota en la ciudad de Cúcuta, el 28 de febrero de 1813, y pasa a frontera el 1 de marzo de ese mismo año. Ya en tierra venezolana, saluda a los hijos de San Antonio del Táchira con una hermosa proclama en la que se titula “Comandante en Jefe del Ejército combinado de Cartagena y de la Unión”. El 7 de mayo de 1813, recibe del Congreso neogranadino el permiso para avanzar sobre la Provincia de Mérida y Trujillo. Esta autorización estaba firmada por Don Camilo Torres, Presidente de la Nueva Granada. Dicha autorización era un manifiesto a los venezolanos en nombre del Congreso de Nueva Granada, y en unos de sus párrafos expresaba:
“Es tiempo de tomar venganza de estas fieras desencadenadas sobre vosotros, que saquean vuestras casas y asesinan a vuestros ciudadanos.. corred a las armas, venezolanos, sacudid esas cadenas vergonzosas, volved al esplendor que habíais adquiridos, a la eminente política que os habíais elevado y de que solo un accidente de la naturaleza, de que valieron vuestros opresores, os pudo hacer bajar”.
El 10 de mayo, como comandante en jefe, lanza en San Antonio del Táchira, la proclama de guerra, e inicia su marcha a la Ciudad de los Caballeros de Mérida, y donde entra el 23 de mayo de 1813, en la mañana.
A las nueves, cuando las cornetas y tambores de la Banda Militar sonaron a la entrada de la Villa de San Buenaventura de Ejido, en esta Villa lo recibe la heroína Ejidense Isabel Briceño Fornéz y distinguidas personalidades, el pueblo gritaba: ¡Bolívar! ¡Bolívar!. Continua la marcha del Ejército Patriota, en direcciones a la Ciudad de los Caballeros, Bolívar se hospeda a una cuadra debajo de la Iglesia de El Llano.
La ciudad de Mérida se alegra, sus calles solitarias se llenan de gente del pueblo, repican las campanas de las Iglesias, en los balcones de las casas dulces sonrisas de hermosas mujeres esperan con inquietud al héroe y a su distinguida comitiva. El valeroso ejército entraba a la Ciudad de Mérida, la muchedumbre lo aplaude y proclama a Bolívar llamándole LIBERTADOR, título que por primera vez escuchara y que posteriormente fuese ratificado en el Templo de San Francisco de Caracas; la bandera tricolor de Miranda y la del Congreso de la Unión Granadina, en manos de la caballería, afirmaba la lucha contra la opresión extranjera y la usurpación de la Primera República.
Bolívar hace un acto de presencia en el recinto de la Casa Consistorial (situada en el mismo lugar que hoy sirve de sede al ilustre Consejo Municipal de Libertador); es recibido en Asamblea Pública por los patricios, togados y sacerdotes y todo el pueblo agolpado frente a la Casa Consistorial lo aclama: “Permitidme señores – les dice Simón Bolívar – expresaron los sentimientos de júbilo que experimentan mi corazón al verme rodeado de tan esclarecidos y virtuosos ciudadanos, los que formais la representación popular de esta patriótica ciudad, que por sus propios esfuerzos ha tenido la dicha de arrojar de su seno a los tiranos que la oprimían”.

Aguerridos patriotas reciben al héroe, a la oficialidad y soldados bajo su mando y tal circunstancia suman.
Hace tiempo expresamos nuestra solidaridad con la idea de transformar ese recinto en un instrumento que recordara tanto a los ejidenses como a los venidos de otros lares, la contribución que Ejido dio para la causa patriota, presente testimonio de nuestro terruño en los fastos de la historia desde mucho tiempo antes de que Simón Bolívar visitara por vez primera estas tierras.
Es conveniente recordar que ese singular aporte no se hizo efectivo sólo con la llegada de Bolívar en 1813. Ya, desde finales del siglo XVIII, concretamente en 1781, los bravos ejidenses capitaneados por Francisco Javier Angulo se habían sublevado, al frente del célebre Movimiento de Los Comuneros contra el régimen opresor del colonialismo hispano y enfrentado con peculiar arrojo a las huestes del “mal gobierno”.
También, antes de la llegada del joven brigadier general Simón Bolívar a tierras de Ejido, el valeroso Vicente Campo Elías había organizado tropas -entre los cañamelares y trapiches cercanos- con la finalidad de coordinar la resistencia y combatir al enemigo. Precisamente Campo Elías fue uno de los estrategas que preparó el camino para el arribo de Bolívar.
Desde tierras cercanas a la Villa ejidense, en específico en parte de los llamados Pueblos del Sur, el padre José Luis Ovalles, a fines de enero de 1813, a la sazón cura del poblado de El Morro, había organizado y vencido en combate a las huestes realistas. También de estas comarcas salieron las palabras y ejemplar acción de Isabel Briceño de Fornéz, heroína del pueblo ejidense, como notable y extraordinaria contribución de la mujer andina a la causa republicana.
Bolívar, en su carácter de Jefe del Ejército Patriota, llegó a la Villa de San Buenaventura de Ejido, en las primeras horas de la mañana del día 23 de mayo de 1813; venía procedente de San Antonio del Táchira, provisto del auxilio del pueblo y gobierno patriota de la Nueva Granada. Su primordial objetivo, en aquel momento histórico, era liberar al pueblo venezolano del yugo colonial español y, por consiguiente, echar las bases para la edificación de un nuevo Estado: libre, autónomo e independiente.

Para el joven líder, no había duda ni vacilación alguna que impidiera a los pueblos de Hispanoamérica la búsqueda de su propio destino histórico. Ya eran suficientes los tres siglos de dominación hispana en tierras americanas, caracterizados por los abusos de poder, los excesivos impuestos, la serie de privilegios para algunos sectores de la sociedad, la explotación de los indios, la instauración del régimen esclavista, el latifundio y las limitaciones para acceder a la función pública. Si bien era absurdo negar la importancia de la impronta civilizadora surgida de la presencia de los españoles en América, también era contraproducente ignorar los desafueros, atropellos e injusticias con que habían signado su dominio en estos lares. Por ello, los blancos criollos, junto con los negros venidos del África y los aborígenes, ya tenían bien claro que les asistía pleno derecho para convivir en el vasto suelo de Hispanoamérica en un clima de libertad.
En apoyo a esos ideales, estaban los ejemplos dados por los colonos de América del Norte, quienes tiempo atrás se habían independizado de la coyunda inglesa; así como el mensaje revolucionario de los franceses que, luego del derrocamiento del absolutismo monárquico, pregonaban a los cuatro vientos los ideales de libertad, igualdad y fraternidad.
Simón Bolívar, tenía presente esos ejemplos y luchaba por que en su patria también fueran acogidos esos grandes ideales y para que sus habitantes fueran libres. Y esa gran batalla, en tierras venezolanas, la había comenzado en la Cordillera de Los Andes.
La Villa de San Buenaventura de Ejido recibió a Bolívar con gran entusiasmo: sus estrechas calles fueron Villa de de de ; salieron al paso del joven dirigente los campesinos, los hacendados, los letrados y personas notables de estas comarcas agrícolas. Seguramente Bolívar supo de la calidad y pureza de los productos de la caña de azúcar, fiel expresión del trabajo de los labriegos de estas tierras. El colorido con que fueron adornadas las ventanas de las casas solariegas de esta pequeña Villa, tenía su fuente en las hermosas doncellas que se asomaban a los balcones y en las flores que venían de los campos de Pozo Hondo, El Salado, Los Guáimaros, Llano Grande y del Páramo de Los Conejos. Es de destacar la belleza natural que se configuraba en los jardines ubicados en los amplios patios de las casas estilo andaluz, detalle que también era proverbial en la Villa de Ejido en aquella época.
Bolívar, proveniente de la Nueva Granada, estimulado por sus victorias iniciales, a su paso hacia la Mérida serrana; montado en un brioso corcel negro se detuvo en Ejido; venía ataviado con traje de campaña, camisa blanca y capa militar; calzaba botas de combate.
Las cornetas del ejército patriota sonaron cuando Bolívar hizo su entrada en la Villa de Ejido; venía acompañado de valerosos combatientes que más tarde se cubrirían de gloria en los campos de batalla, tanto en tierras venezolanas como en otros lugares de América; entre ellos los arrojados neogranadinos, coronel Atanasio Girardot y el capitán Manuel D’Elhuyar; así como los oficiales venezolanos José Félix Rivas y Rafael Urdaneta, quienes también formaban parte de su séquito triunfal.
De Mérida había llegado, para coordinar el recibimiento al Jefe Patriota, el Dr. Cristóbal Hurtado de Mendoza, prócer civil (primer Presidente de Venezuela, también de amplia figuración en la provincia de Mérida). Así mismo, Bolívar fue recibido en Ejido –entre otros personajes- por la heroína Isabel Briceño de Fornéz, el Padre Ovalles (célebre cura de El Morro), don Eugenio Briceño (padre del futuro general Justo Briceño Otálora) y por el capitán Vicente Campo Elías, español que abrasó la causa de los patriotas incorporándose al ejército de Bolívar hasta ofrendar su vida en el campo histórico de San Mateo, en 1814. Campo Elías era propietario de la llamada Hacienda “Rondón”, destinada para faenas agrícolas, y ubicada en predios ejidenses.
En Ejido no hubo discursos en honor a Bolívar, sólo escuchó los vítores de sus habitantes, las espontáneas loas a favor de la campaña que dirigía contra los españoles y el clamor alborozado de todo un pueblo humilde y laborioso que ansiaba dar lo mejor de sí en aquella difícil hora e incorporarse a la lucha por la liberación definitiva de Venezuela.
Luego de una corta estancia, escasas horas podríamos decir, en las templadas tierras ejidenses –al frente de su ejército-, siguió camino hacia la Ciudad de Mérida de los Caballeros, donde por primera vez recibiría el titulo de Libertador, con el cual se le conoce hoy día en el mundo entero.


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