Troya en el arte

Autor: Anónimo. Fecha:Siglo II.
El mosaico llamado Sacrificio de Ifigenia fue hallado de forma clandestina en 1849 en una casa situada al noroeste del foro.
Ifigenia era hija de Agamenón y Clitemnestra. Agamenón se había ganado la cólera de Artemis y la flota aquea que iba a luchar contra Troya se hallaba parada en Aulide debido a una persistente calma. Los oráculos afirmaron que la cólera de la diosa se calmaría sacrificando a Ifigenia. El monarca se negó en un primer momento pero, tras las presiones, no dudó en llamar a su hija con el pretexto de casarla con Aquiles. En el instante en que iba a ser inmolada, la diosa se apiadó de ella y la sustituyó por una cierva, llevándosela a Táuride, donde la convirtió en su sacerdotisa.
Bodas de Tetis y Peleo. Autor: Abraham Bloemaert. Fecha:1638. Museo:Mauritshuis. Características:193´7 x 164´5 cm. Material: Óleo sobre lienzo.
Abraham Bloemaert se decantó hacia la temática mitológica y pastoril, plagada de figuras sensuales y elegantes como en este lienzo que contemplamos. La escena supone el inicio de la Guerra de Troya ya que cuenta como Eride, la diosa de la discordia, enfadada porque nunca la invitaban los demás dioses a sus banquetes decidió manifestarse como era y provocó el enfrentamiento entre las demás diosas al arrojar durante la boda del rey Peleo con la nereida Tetis una manzana dorada con la inscripción "Para la más bella" que fue exigida por todas las diosas. Tres de ellas - Atenea, Venus y Juno - decidieron que un hombre eligiera a la más bella, tomando a Paris, hijo del rey de Troya, como juez. Todas las diosas hicieron grandes promesas al joven y éste aceptó la propuesta de Venus, quien le otorgó el amor de la mujer más bella de la Tierra, Helena, la mujer de Menelao, el rey de Esparta. La guerra entre griegos y troyanos estaba servida. Los dioses se reúnen alrededor de una amplia mesa presidida por Júpiter con su corona mientras en primer plano contemplamos a los desposados. Sobre una nube se sitúa Eride arrojando la manzana en el momento que unos amorcillos descorren el cortinaje rojo que provoca el contraste entre luces y sombras. Las figuras están tremendamente idealizadas, inspiradas en la escuela francesa de Fontainebleau donde Abraham Bloemaert estuvo durante un tiempo. La riqueza de las telas y los detalles de los objetos que encontramos sobre la mesa están ejecutados con una sensacional maestría, recordando a Pieter Lastman.
Funeral de Patroclo. Autor: Jacques Louis David. Fecha:1778-79
David había ganado una beca en Roma para estudiar los modelos italianos. Aún es muy joven y su estilo se debate entre las formas barrocas y lo que será en estilo neoclásico. Lo griego estaba de moda. David debía enviar cada año una obra a París para demostrar sus progresos. La Ilíada fue la fuente elegida durante dos años consecutivos. En 1777 empezó a trabajar en el cuadro que había de presentar el siguiente curso. El tema fue el funeral que Aquiles celebró en honor de Patroclo. Aquiles y Patroclo son el símbolo de la amistad masculina. El pasaje de la Ilíada que cuenta el funeral es tan prolijo como el cuadro de David, que no pierde ni un sólo detalle. Patroclo había muerto en las murallas de Troya a manos de Héctor. Aquiles, furioso, mató a Héctor, cuyo cadáver desnudo podemos apreciar en un carro, derribado por el brío de los caballos. No contento con eso, Aquiles ordenó pompas fúnebres durante varios días, con el sacrificio de varios prisioneros troyanos, que están siendo degollados por un sacerdote en el altar que está a la izquierda de la pira. Los cadáveres son izados a la cima de la pira, donde arderán con el cadáver de Patroclo. David muestra todavía un estilo que debe mucho a las enseñanzas del barroco. La composición es bulliciosa y agitada, mostrando a un tiempo los botines, los esclavos, el ejército, las naves de Aquiles, el campamento de Agamenón y la enorme pira en el centro. Sabiamente atrae nuestra atención con un foco irreal de luz que hace rutilar el cuerpo y el lecho donde está Patroclo. Aquiles parece un actor de ópera, con su pomposo tocado de plumas y su traje de vivos colores. Sin embargo, la estructura anuncia ya el estilo del próximo maestro de la pintura francesa, con una prolongada horizontal que marca un ritmo como de friso esculpido en la escena.

Juicio de Paris. Autor: Pierre Auguste Renoir. Fecha:1913-14. Museo: Hiroshima Museum of Art. Material: Óleo sobre lienzo.
En 1908 Renoir retoma el clasicismo no sólo en cuanto a las modelos empleadas sino incluso en los temas. Realiza un Juicio de Paris que hoy se conserva en una colección particular norteamericana y cinco años más tarde recupera el tema, repitiendo incluso la composición. Gabrielle posó para la figura de Paris y la diosa de la derecha que observamos en primer término. El tema está inspirado en la mitología clásica, aludiendo al inicio de la guerra de Troya, el momento en el que Paris, el hijo de Priamo, rey de Troya, elige como diosa más bella a Venus, lo que le permitirá raptar a Helena, la mujer más bella del mundo y esposa de Menelao, provocando el conflicto entre los aqueos y los troyanos.Las figuras recuerdan a Rubens, uno de los pintores favoritos para Renoir, ubicándose en el paisaje de manera correcta, apreciándose al fondo un templo clásico y vistiendo a Paris a la moda frigia para aportar una mayor referencia arqueológica. Cada uno de los personajes goza de un preciso dibujo, interesándose el maestro más por el modelado que por cuestiones cromáticas o lumínicas típicas del impresionismo. Las tonalidades carmesíes dominan la composición, creando una especial armonía con los azules y verdes de la hierba y del cielo. El ambiente bucólico que rodean las escenas del maestro en esta época adquiere en esta composición un mayor tono, tanto por el tema como por la manera de representarlo.

Los pretendientes. Autor: Gustave Moreau. Fecha:1852 Museo: Museo Moreau. Características:385 x 343 cm. Material: Óleo sobre lienzo.
El tema de este lienzo de aspecto barroquizante y recargado está extraído de la Odisea, el libro de las aventuras de Odiseo o Ulises. Tras haber participado durante largos años en la guerra de Troya, el héroe regresa a Ítaca, sufriendo rocambolescas peripecias. En los años de ausencia, multitud de pretendientes han asediado a la esposa del rey Ulises, Penélope, que ha conseguido mantenerlos a distancia con estratagemas. Descubiertos sus manejos, los pretendientes fuerzan a Penélope a escoger esposo en un banquete. Ulises asiste al mismo disfrazado de mendigo y, ayudado por su hijo Telémaco y su nodriza, desarma sigilosamente a los asistentes y los asesina a todos con su arco. Moreau pinta esta escena de triunfo y destrucción. Los cuerpos de los pretendientes yacen por todos los rincones del palacio en las más diversas posturas. El aspecto parece el de una bacanal, pues no hay sangre ni heridas. Las poses tratan de resultar artificiosas y variadas, todo para conseguir un efecto decorativo. En medio de la masacre, la figura de la diosa Atenea, protectora de Ulises, se eleva entre rayos de luz indicando la procedencia divina del castigo. El palacio es de una arquitectura caprichosa, con elementos romanos y griegos mezclados con figuras orientales, adornos bizantinos, barrocos, etc. Todo para contribuir al lujo y a la acumulación de objetos para distracción del espectador, que puede entretenerse en identificar personajes y objetos.

La muerte de Príamo. Autor: Nicolas Poussin. Fecha:1636 Museo: Hamburger Kunsthalle. Características:200 x 275 mm Material: Dibujo. Estilo: Barroco Francés.
En este dibujo a pluma y aguada gris evoca de nuevo Poussin un pasaje clásico, tomado de la "Eneida" de Virgilio. La atribución es segura, a pesar de una extraña adscripción a Tiziano escrita de forma clara en la parte inferior izquierda. El relato corresponde a la destrucción de Troya en la célebre guerra, al momento de la destrucción final de la ciudad por parte de los griegos. Pirro, hijo de Aquiles, entra en el palacio real de Troya, en donde encuentra al rey Príamo, su esposa Hécuba y su hijo Polites. Tras dar muerte al príncipe, anuncia su intención vengadora al rey troyano, quien se resiste. Al fin, lo toma del cabello y lo arrastra hacia un altar, junto al cual lo ejecuta, ante el llanto de Hécuba y los siervos. El dibujo representa fielmente la escena. El marco se ajusta a la letra del texto, el cual ambienta la escena en un patio a cielo abierto, en cuyo centro había un gran altar. Un gran laurel cubría de sombra las estatuas de los dioses penates. Este espacio cerrado produce una mayor densidad dramática, acentuada por la expresión de los personajes. De este modo vemos cómo Poussin representaba de forma directa las imágenes que el texto suscitaba en su mente.

Rapto de Helena. Autor: Guido Reni. Fecha:1631 Museo: Museo Nacional del Louvre. Material: Oleo sobre lienzo. Estilo: Barroco Italiano.
La obra de madurez de Guido Reni se puede emblematizar por esta obra, que posee todos los rasgos característicos de este antiguo seguidor de Caravaggio, primero, que se pasó más tarde a las filas de los idealistas de Carracci. El rapto de Helena no es un rapto violento. La esposa del rey Agamenón está enamorada y de acuerdo con Paris, hijo del rey de Troya, quien la lleva a su ciudad. Esto desencadenará la guerra de Troya. El causante de tantos males es el pequeño niño con alitas que vemos en la esquina inferior derecha: Cupido, el diosecillo del amor, que dispara sus flechas con los ojos cerrados y que con rostro serio y dedo admonitorio nos señala las consecuencias de sus actos. Las figuras están bellamente pintadas. El rostro de Helena nos recuerda mucho al de la Muchacha con rosa, del mismo autor. Sin embargo, y pese al clasicismo del que hace gala, Reni deforma ligeramente las anatomías de los protagonistas, con el objetivo de hacerlos más gráciles y elegantes: figuras alargadas, piernas sólidas como columnas, pequeños pies y cabezas...
Laoconte. Autor: El Greco. Fecha:1608-14 Museo: National Gallery (Washington). Características:137´5 x 172´5 cm. Material: Oleo sobre lienzo. Estilo: Manierismo.
El Greco es, sin duda, un pintor de imágenes religiosas. Por eso resulta extraño encontrar en su producción una escena mitológica como la de Laocoonte. Este tema tomó un importante auge a partir del descubrimiento del famoso grupo escultórico de la época helenística que hoy se puede admirar en los Museos Vaticanos de Roma. Miguel Ángel sintió una especial atracción hacia esta escultura, siendo uno de los artistas que puso dicho tema de moda. Laocoonte era sacerdote de Apolo en la ciudad de Troya, y se opuso a la entrada en la misma del caballo que había aparecido en las playas cercanas cuando los griegos se habían retirado, tras varios años de guerra. Cogió una lanza y la clavó en el enorme caballo de madera para advertir a sus conciudadanos de lo nefasto de esa aparición. En ese momento salieron dos serpientes marinas que mataron a Laocoonte y sus hijos. Los troyanos interpretaron el hecho como una ofensa del sacerdote a los dioses, por lo que metieron el caballo en la ciudad, que fue invadida por los griegos, vencedores finales de la larga guerra. Sin embargo, las serpientes habían sido enviadas por Apolo como castigo a Laocoonte por haberse casado con Antiope y haber tenido hijos. Evidentemente, no fue el mejor momento para castigar a su sacerdote, provocando la derrota de Troya. Doménikos nos presenta a Laocoonte derribado en el suelo, en fuerte diagonal, intenta sujetar la serpiente que va a morderle la cabeza; su hijo menor yace en el suelo, en un violento escorzo, mientras el hijo mayor agarra a la segunda serpiente para evitar la muerte. Las tres figuras destacan por su movilidad, encontrando ecos del Manierismo romano que El Greco conocía. Sin embargo, se puede decir que el cretense se aleja totalmente del grupo escultórico helenístico que tanto había atraído a Miguel Ángel. Junto al sacerdote y sus hijos encontramos dos figuras y una cabeza, interpretadas de diferentes maneras: Apolo y Artemisa; Poseidón y Casandra; Paris y Helena; o Adán y Eva. Quizá sea ésta última la hipótesis más correcta, al colocar a los primeros padres de la Humanidad -quienes también cometieron un grave error, costándoles la salida del paraíso- para otorgar un sentido católico a esta imagen profana. Al fondo encontramos una vista de Toledo, no de Troya, situando al caballo frente a la puerta de Bisagra. Sería lógico pensar en una interpretación intemporal de lo que le ocurrió a Laocoonte al aparecer la ciudad castellana. También podría ser una referencia a la tradición según la cual Toledo había sido fundada por dos descendientes de los troyanos, Telemón y Bruto. Debido al éxito obtenido con esta escena deberíamos pensar en una lectura católica, mostrando Doménikos una lección moral, universal en el tiempo y en el espacio. Las figuras están situadas en primerísimo plano, iluminadas por una luz fantasmal que les otorga un color blanquecino. La violencia y el dramatismo se adueñan de la composición, en una imagen sobrecogedora. Los personajes tienen el canon alargado ya característico de El Greco, estereotipando tanto los músculos que parecen husos de hilar. Para realizar dichas figuras Doménikos tomó imágenes anteriores, debido a su idea de la perfección; si ya consideraba alguna figura perfecta la representaba en más de una ocasión. Desgraciadamente, no pudo concluir la obra ya que fallecería en abril de 1614.

Andromaca velando a Hector. Autor: Jacques Louis David. Fecha:1783 Museo: Museo Nacional del Louvre. Material: Oleo sobre lienzo. Estilo: Neoclasicismo Francés.
David pintó esta obra entre Belisario y el Juramento de los Horacios, una lienzo que le consagró definitivamente. La historia que narra una vez más se remite a la antigüedad clásica, concretamente a la Ilíada, libro del que extrajo abundantes motivos para sus cuadros: recordemos el Funeral de Patroclo, pues esta pintura podría considerarse la segunda parte de aquella. Patroclo era el mejor amigo de Aquiles, héroe griego que dirigía el asedio a Troya. Héctor era el hijo de Príamo, el rey de Troya. Había defendido la ciudad durante más de diez años. Su mujer Andrómaca era el modelo de madre amantísima y esposa fiel. Héctor mató a Patroclo, Aquiles mató a Héctor y humilló el cadáver de su enemigo en el funeral. Sin embargo, Andrómaca consiguió que el griego le devolviera el cuerpo de su esposo para honrarlo a su vez. Aquí podemos ver la escena. David va depurando su estilo, que veíamos agitado y sentimental en el Funeral de Patroclo. En esta ocasión, ha realizado una severa composición geométrica en una gama casi monócroma, lo que le da un aspecto muy frío. Andrómaca, con los ojos llenos de lágrimas, acoge su hijo e implora a los dioses acerca del destino de su esposo. El hermoso pero gélido cuerpo de Héctor yace en un lecho, coronado con laurel como un triunfador, con las armas a los pies de la cama. El mobiliario y las armas fueron copiados por David de grabados y relieves antiguos. En los relieves de la cama podemos intuir la historia de Troya, con la escena de la muerte de Héctor al final, tras el respaldo de Andrómaca, como punto final de un ciclo iniciado mucho antes.

Briseida devuelta a Aquiles. Autor: Peter Paul Rubens. Fecha:1631-32 Museo: Detroit Institute of Arts. Características:44 x 68,5 cm. Material: Oleo sobre tabla. Estilo: Barroco Centroeuropeo.
Briseida, cuyo verdadero nombre era Hipodamia, era hija de Brises, sacerdote de la ciudad de Lirneso que fue saqueada por Aquiles, quien mató al esposo de Briseida. Aquiles la llevó cautiva y, para consolarla, Patroclo le hizo la promesa de que Aquiles la haría su esposa, llegando a ser la favorita del héroe griego. Al ser obligado Agamenón a entregar a su esposa Criseida a su padre, aquél exigió que se le entregara a Briseida, lo que provocó la negativa de Aquiles a participar en el combate durante la guerra de Troya.Esta escena que contemplamos forma parte de la cuarta serie de tapicerías realizada por Rubens dedicada a la "Vida de Aquiles" e integrada por ocho telas. Las circunstancias que rodean a esta serie permanecen desconocidas, considerándose que se trata de un ciclo concebido tras su matrimonio con Helene Fourment, colaborando con su suegro, comerciante de sedas y tapices, en cuyo taller fueron inventariados los estudios en 1643. Se especula que sería el rey Carlos I de Inglaterra el cliente al que iría destinado el conjunto.En esta composición, el sexto panel de la serie, se ilustra las consecuencias de la decisión de Aquiles de vengar la muerte de su amigo Patroclo y continuar la lucha contra los troyanos. En agradecimiento, Agamenón devuelve la cautiva Briseida al héroe, así como diversas partes del botín. Rubens nos muestra a Aquiles recibiendo a su favorita con gesto de alegría mientras Briseida adopta una casta pose, como una Venus púdica, escoltada por el anciano Néstor. A su izquierda está Odiseo que eleva la mano al cielo para jurar que la joven regresa sin mancillar. Entre Aquiles y Briseida se interponen dos esclavos que hacen entrega al héroe de buena parte del botín. Al fondo de la composición, en una tienda de campaña, dos mujeres lloran ante el cadáver de Patroclo.El encuadre con amorcillos sujetando la tela y las columnas de los laterales es una herencia de la serie del Triunfo de la Eucaristía. En la columna de la izquierda vemos a Mercurio con su caduceo como símbolo de paz y en la derecha la Paz con el emblema de la Concordia.

Aquiles entre las hijas de Licomedes. Autor: Nicolas Poussin. Fecha:1650 Museo: Museo de Boston. Características:97 x 129 cm. Material: Oleo sobre lienzo. Estilo: Barroco Francés.
Fiel a la evocación pictórica de sus lecturas, Poussin vuelve a narrar un pasaje tomado de Pausanias y Plinio. Aquiles era hijo de Peleo, rey de Ptía en Tesalia, descendiente de Júpiter, y de Tetis, hija de Océano. Un oráculo anunció a Tetis que su hijo habría de morir frente a los muros de Troya. Cuando comenzó la guerra, para evitar su marcha, Tetis trató de ocultar a Aquiles vistiéndolo de doncella y reenviándole a la corte de Licomedes, rey de Esciro, en donde vivió con las hijas del monarca durante nueve años. Allí la llamaban Pirra, por sus cabellos dorados, tal y como lo representa Poussin. Ulises, quien necesitaba a Aquiles para tomar Troya, se presentó en la corte de Licomedes vestido de mercader y ofreció sus mercancías a las muchachas. Entre los objetos femeninos, las telas y algunas joyas, había situado varias armas de gran valor. De este modo Ulises descubrió a Aquiles, pues se lanzó de inmediato a tomar una espada, a diferencia de las demás doncellas. A pesar de su dominio y equilibrio en la composición, la penetración psicológica de los "afectos" y lo vivo del colorido, la obra acusa demasiado su subordinación a la historia, por lo que introducirá modificaciones sustanciales en su segunda versión
El Juicio de Paris. Autor: Peter Paul Rubens. Fecha:1639 Museo: Museo del Prado. Características:199 x 379 cm. Material: Oleo sobre lienzo.
Por la correspondencia existente entre Felipe IV y su hermano, el cardenal-infante Don Fernando, sabemos que en 1638 Rubens estaba trabajando en el Juicio de Paris, aunque los achaques de la gota que sufría el maestro no le permitieron finalizarlo hasta el año siguiente. Enviado a Madrid y colocado en el Palacio del Buen Retiro, fue muy apreciado por todos los que lo contemplaron, igual que ocurrió en Amberes. La obra ejercerá una importante influencia en el Barroco Español, en el que Rubens será un punto de referencia fundamental.El maestro recoge el momento en el que Paris, hijo de Priamo, rey de Troya, toma la manzana que le da Mercurio para que se la entregue como premio a la diosa más bella. Las tres diosas habían intentado previamente comprar la decisión del joven príncipe con diferentes ofrecimientos. La que consiguió convencer a Paris fue Venus al entregarle la mujer más hermosa del mundo, Helena -la esposa de Menelao- originando así la Guerra de Troya. En el cuadro aparecen, de izquierda a derecha, las tres diosas con sus respectivos atributos: Atenea con sus armas, Venus acompañada de Cupido y Juno con su pavo real. Sobre ellas se sitúa un amorcillo que corona a Venus, anticipando la elección del joven. La escena que recoge el episodio previo a este Juicio de Paris la realizó Jacob Jordaens y se titula las Bodas de Tetis y Peleo, guardándose también en el Museo del Prado.Para realizar la obra, Rubens empleó un esquema basado en Rafael, manifestando su amor por el arte del Cinquecento. Todas las figuras se disponen como en un friso clásico, igual que en el Rapto de Deidamia u otras imágenes para la Torre de la Parada, esquema muy apreciado por el maestro en estos últimos años de su vida. Sin embargo, la composición ha sido cerrada al colocar las figuras de los extremos enfrentadas para conseguir el equilibrio. Al fondo contemplamos un paisaje en el que se encuentran las ovejas de Paris, ya que su padre había sido advertido de que causaría la ruina de su país por lo que consideró prudente alejarle de la corte troyana. Las diosas están resaltadas por la luz y la técnica transparente utilizada por el pintor. Sus bellos cuerpos desnudos nos ponen de manifiesto el canon de belleza femenina durante el Barroco, mientras que en los cuerpos masculinos observamos una clara referencia a Miguel Angel. La sensualidad que ha sabido captar Rubens en sus tres diosas fue peligrosa ya en su momento al decir el cardenal-infante que la única falta del cuadro era estar las diosas demasiado desnudas. Posteriormente, en el reinado de Carlos III, el cuadro estuvo a punto de ser quemado al considerarlo impúdico.

Tetis y Aquiles. Autor: Nicolas Poussin. Fecha:1624 Museo: Royal Library, Windsor Castle. Material: Dibujo. Estilo: Barroco Francés.
Dentro de los numerosos dibujos sobre temas clásicos realizados durante su primera etapa se sitúa éste sobre Aquiles y su madre Tetis. Fiel a su convicción de que un verdadero pintor humanista era aquel capaz de representar la historia antigua y la mitología de manera monumental y, sobre todo, moralizante, Poussin, en un claro exponente de su habilidad como escenógrafo, nos narra el momento de la partida de Aquiles hacia Troya. Aquiles, el héroe invulnerable cuyo talón no había sido inmortalizado, es requerido por Néstor y Odiseo, a la izquierda en segundo plano, para que marche con ellos a Troya. Su madre, Tetis, desolada, quien para evitarlo había escondido de forma infructuosa a su hijo entre las hijas del rey Licomedes, le hace entrega de una panoplia forjada por Vulcano. De este ciclo literario de Aquiles se ocupó Poussin en numerosas ocasiones. Baste recordar los lienzos Aquiles entre las hijas de Licomedes, hoy en Boston, y Aquiles entre las hijas de Licomedes, del Louvre

Bodas de Tetis y Peleo. Autor: Jacob Jordaens. Fecha:1636/37 Museo: Museo del Prado. Características:181 x 288 cm. Material: Oleo sobre lienzo.
Jordaens recoge en esta escena el inicio de la Guerra de Troya. Eride, la diosa de la discordia, harta de estar ausente en todos los banquetes de los dioses, decidió vengarse lanzando en la boda del rey Peleo y la nereida Tetis - momento elegido por el artista - una manzana de oro con la inscripción: "Para la más bella", lo que provocó el Juicio de Paris y la posterior guerra entre griegos y troyanos. El lienzo estaba destinado a la Torre de la Parada, cuya decoración había encargado Felipe IV a Rubens, quien a su vez cedió parte del encargo a sus colaboradores en el taller. Jordaens emplea un estilo similar al de su maestro, colocando las figuras como si de un friso se tratara, obteniendo el mayor volumen posible. Se interesa por la expresión de las figuras, que denotan sorpresa en su mayoría, aunque parece respirarse la disputa que se avecina en el futuro. Los colores son muy vivos, destacando también por los escorzos y por la riqueza de los detalles dentro del estilo barroco flamenco. La luz ilumina más a las diosas que provocarán el conflicto que a los novios, que quedan en semipenumbra, denotando su admiración por el tenebrismo de Caravaggio.
Caída de Troya. Autor: Francisco Collantes. Fecha:1635 S. F. Museo: Museo del Prado. Características:145 x 197 cm. Material: Oleo sobre lienzo.
En España el Barroco se ocupó sobre todo de retratos y pintura religiosa. El hecho de que Collantes nos haya dejado una pintura mitológica, además de su estilo, nos hablan de la influencia italiana del pintor, que tal vez visitara este país.Esta Caída de Troya aparece envuelta en destellos rojizos y nubes de humo, que dan a la imagen un tono apocalíptico. La enorme masa de gente se revuelve en tumulto desordenado a los pies de los majestuosos edificios de la plaza principal de Troya, donde sólo el caballo utilizado por Odiseo permanece impertérrito ante la atmósfera de destrucción.El acento napolitano que se encuentra en el estilo de la obra nos hace pensar que Collantes pudiera conocer la obra del Españoleto, su contemporáneo.

Apoteosis de Homero. Autor: J. Auguste Dominique Ingres. Fecha:1827 Museo: Museo Nacional del Louvre. Características:386 x 515 cm. Material: Oleo sobre lienzo. Estilo: Neoclasicismo Francés.
Una de las obras más impactantes de Ingres es la Apoteosis de Homero, en la que aparecen nada menos que 45 personajes alrededor del mítico poeta heleno. La escena se desarrolla en las gradas de un templo clásico presidiendo el conjunto Homero, cubierto con una túnica blanca y portando en su mano izquierda una vara. La Victoria alada - inspirada en Rafael - le corona y sentadas a sus pies encontramos las figuras que representan a la "Ilíada" - izquierda - y a la "Odisea". Junto a la "Iliada" destaca una figura con manto azul que sujeta de la mano a otro personaje: son Apeles y Rafael, demostrando así Ingres sus principales raíces artísticas. En la zona de la derecha encontramos a Fidias quien ofrece a Homero sus útiles de escultor y tras él se aprecia la cabeza de Miguel Ángel. Poussin y Molière - derecha - miran hacia el espectador y nos introducen en el conjunto. La escena no deja de ser bastante rígida, como la mayor parte de imágenes de este tipo. Sin embargo, el colorido que aplica Ingres en los trajes anima la composición. Para realizar esta obra precisó de colaboradores, contando con los pintores Armand Cambon y Prosper Debia, incluso con un arqueólogo. Ingres realizó más de 300 dibujos para ejecutar este excepcional conjunto.

Virgilio leyendo la Eneida. Autor: J. Auguste Dominique Ingres. Fecha:1812
Ingres leyó durante su juventud la obra poética de los clásicos de la Antigüedad: la "Ilíada", la "Odisea", la "Eneida"... Estas lecturas le eran recomendadas para extraer de ellas episodios morales que sirvieran de ejemplo ético. Sin embargo, la interpretación que hizo Ingres solía rozar lo sentimental y dramático, aunque no resultara precisamente edificante.De la "Eneida" Ingres tomó un paisaje muy lúgubre, sobre el descenso de Eneas al reino de la muerte. La escena nos muestra el interior del palacio de Augusto, al cual ha acudido el poeta Virgilio, autor de la "Eneida", para leer las aventuras del héroe Eneas. Al llegar al citado pasaje, augura la muerte del hijo de Octavia, que cae desmayada sobre Augusto, mientras éste, con la mano, parece querer detener el destino fatal. Junto a ellos está Livia, completamente impávida, así como Agripa y Mecenas.La escena le debe mucho a las composiciones de David, que las organizaba en friso, sobre una estructura de verticales y horizontales que es la que Ingres aprovecha para distribuir los elementos y las figuras. Otro truco que el discípulo aprendió del maestro es el apoyo que proporciona a la composición el candelabro vertical y el cortinaje de fondo, como pueden verse en varios lienzos históricos de David.
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