DOCUMENTOS, EXPOLIO Y DESTRUCCION DE MOMIAS CANARIAS EN LOS SIGLOS XVIII, XIX Y XX
Raúl E. Melo Dait
Las cuevas de enterramiento han sido ampliamente reutilizadas desde la época de la conquista por agricultores y principalmente por los pastores, ya sea para guardar útiles de labranza o simplemente el ganado, aunque muchas fueron convertidas en viviendas provisionales, con la consiguiente adaptación de su interior y entorno, al fin propuesto. Aparte que han constituido una fuente de aprovechamiento de abono para los campos de cultivo, e incluso de ingresos monetarios obtenidos de investigadores y coleccionistas que demandaban las piezas que guardaban su interior. Deformando para futuros estudios, ya sea las posiciones y orientaciones originales de los cadáveres o el ajuar con que fueron sepultados, y aunque en la mayoría de los yacimientos, existía un ajuar que acompañaba al cadáver, con raras excepciones, muchas veces desaparecido debido al expolio en que fueron sometidos.
Para Canarias las prácticas de embalsamamiento están recogidas por todos los cronistas y fuentes posteriores (Espinosa, Escudero, Abreu Galindo, etc.). Una vez producida la muerte, lavaban al difunto, le abrían el vientre extrayéndole las vísceras. Llenaban el cuerpo con arena, corteza de pino y distintas ramas, cosiéndolo luego con cuidado. Untaban el cuerpo con manteca y lo secaban al sol durante quince días. Lo vestían con sus tamarcos y después de cubrirlos con pieles lo sujetaban con correas de cuero. Los cronistas hablan de un “grupo” de embalsamadores.
Cuando el difunto era un varón, eran los hombres los encargados de estas prácticas. Y si mujer, mujeres.
La momificación es el procedimiento de conservar el cuerpo de la forma más parecida posible a como fue en vida y, por tanto se opone a los otros sistemas de tratamiento del cadáver que, al fin y a la postre, lo que buscan es la destrucción del mismo.
La momificación puede ser de dos grandes tipos: espontánea o natural, producida por un proceso de deshidratación o desecación del cuerpo en condiciones ambientales de baja humedad y normalmente de alta temperatura; y antropogénica o artificial, es decir provocada por el hombre. (Rodríguez Martín-González Antón, 1994: 117)
Con referencia a las etnias que habitaban Tenerife y Gran Canaria, la primera cuestión que salta a la vista implica al ritual de la momificación y puede resumirse como sigue:
El enterramiento en cueva es el único que se conoce en Tenerife y las destinadas a albergar los cadáveres no responden a una tipología determinada, porque se trata de cuevas naturales. Sólo se elige en función del tamaño cuando se trata de realizar un enterramiento individual o colectivo. Los cadáveres se colocan en posición decúbito supino; de manera excepcional se conoce algún ejemplo en decúbito lateral flexionado hallado en Tacoronte en el siglo XIX y otro en la cueva de Chabaso, en lgueste de Candelaria en el siglo XX. En todos existe la idea de separar el cuerpo de la tierra para no contaminar el cadáver con el piso, diferenciando así los dos ámbitos de lo sagrado y lo profano, por lo que los cadáveres se hallan colocados sobre un suelo enlosado de lajas o sobre ramas, yerbas, trozos de madera e incluso sobre tablones de tea o de sabina. Estas parihuelas se conocen con el nombre de Chajascos. Además el recinto funerario se aísla cerrando la entrada de la cueva por una pared de piedras.
Los cadáveres se colocan en el centro de la cueva, como en los laterales, hasta llegar a ocuparla toda cuando se trata de un enterramiento colectivo. La orientación de los inhumados no es constante, no respondiendo a ningún ritual.
Después de acaecida la muerte, el cadáver se sometía a un proceso de conservación conocido como mirlado, aunque de forma genérica se ha popularizado como momificación, término que ha contribuido a confusiones de tipo cultural, cronológico e incluso de orígenes, al utilizarlo como argumento aislado para establecer semejanzas con otras culturas, como la egipcia, al creer que el tratamiento post mortem de los guanches pudiera compararse con las viejas culturas nilóticas. Por otra parte, el mirlado no fue de uso general entre la población, al ser muchos los cadáveres no sometidos a este tratamiento. Entre los cadáveres mirlados, asimismo, parece existir una cierta gradación en la práctica funeraria, ya que en las cuevas con enterramientos colectivos se han diferenciado cuerpos no mirlados (momificados), otros de momificación imperfecta y aquéllos que conservan su integridad corporal, según ha puesto de manifiesto L. Diego Cuscoy: 1976. Es posible, asimismo, que sea como resultado de una sociedad en la que existe una diferenciación social basada en la posesión de mayor o menor número de ganado. (A. Tejera, A. González, 1987).
La extracción de vísceras, que es uno de los aspectos distintivos de la momificación egipcia, no está suficientemente comprobada, aunque conocemos algún documento que relata cómo al Mencey, seguramente como distintivo de su dignidad, se le hacía extraer las vísceras.
Schwidetzky (1963) sostiene que algunos de los cadáveres estudiados por ella, parecían haber sido sometidos a un tratamiento especial, como la importante momia del Museo Etnológico Nacional (Madrid), aunque estos aspectos no están suficientemente conocidos aún, a pesar de los análisis realizados sobre restos guanches. Por ello hemos de seguir haciendo uso de las fuentes literarias.
La diferenciación social establecida entre los guanches se refleja, como hemos dicho, en el mundo funerario, por lo que algunas cuevas, se supone que las mejores, estuvieron destinadas a los personajes principales, ya fueran Menceyes o Nobles que dependían del mismo linaje. (Tejera, 2000: 54-55)
En los últimos estudios realizados sobre cinco momias, la extracción de las vísceras se ha constatado en ellas.
En los trabajos presentados durante el I Congreso Internacional de Estudios sobre Momias: Proyecto Cronos. Patrick Horne y Arthur Aufderheide del York County Hospital de Ontario (Canadá), en su ponencia: Examen de la momia guanche RED-1, en el estudio que se realizó en 1992 en el departamento de Etnología del Redpath Museum, de
En los estudios realizados por Gloria Ortega Muñoz y Lázaro Sánchez-Pinto Pérez-Andréu del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife: Análisis de los materiales localizados en la cavidad abdominal de dos momias guanches, con respecto a la denominada Momia TEN-M-50, hallada en Guía de Isora comentaron en su ponencia en el congreso: Se encontró casi completa (le falta la mano derecha y los dedos de la izquierda) y carecía de vísceras. Y en
Y en los estudios realizados a las dos momias recuperadas de Necochea (Vide Infra), el conservador del Museo de Ciencias Naturales, Lázaro Sánchez-Pinto, observa que su composición no difiere de los materiales encontrados en otras momias. Así se detectó lapilli rojo, piedra pómez y tierra; vegetales (mocán, acículas de pino, fragmento de gramíneas, sangre de drago, etc.) y animales (grasa animal solidificada). El estudio sobre los métodos de tratamiento y preparación del cadáver, en ambas momias no permite confirmar la evisceración a pesar de que la momia NEC-1 carece de la parte abdominal que ha desaparecido casi en totalidad. Y la presencia en la momia NEC-2 de restos de diversos órganos internos viene a contradecir lo descrito por las fuentes.
En cuanto a la momificación de los cadáveres, en Gran Canaria, C. del Arco indica que «la momificación se practica entre la población cromañoide del interior, que utiliza las cuevas como lugares de enterramiento, no apareciendo con el tipo mediterráneo que utiliza los túmulos». En un trabajo reciente (Jiménez Gómez, C. del Arco, 1975-6:109), viene a decir que las remociones de los túmulos ha sido tal, que dificulta conocer el ritual funerario y el acondicionamiento de los cadáveres. Insistiendo en esto último, ha de tenerse en cuenta la «metodología» de estudio en el siglo XIX y en los primeros 50-60 años del XX, al destrozarse cientos de túmulos en
En la preparación del cadáver se establecía una clara diferencia entre los sexos, de tal forma que para
…conservar los cuerpos difuntos, había hombres para los varones, y mujeres para las hembra… (Abreu Galindo, 1977: 162).
Estas funciones sobre el tratamiento de los cadáveres se hallan también diferenciadas entre los pueblos berberófonos como los tuareg. Desconocemos cuál fue la condición social en la estructura de la población de estos hombres y mujeres «diputados y señalados» para dichos menesteres.
En Tenerife igualmente la práctica de la momificación es algo distintivo de sus costumbres funerarias, aunque no fue de uso general entre la población, ya que son muchos los ejemplos de cadáveres no momificados, existiendo incluso una cierta gradación en la práctica funeraria, ya que en cuevas de enterramientos colectivos parece existir una diferencia entre cuerpos no momificados, cuerpos de momificación imperfecta y los que conservan la integridad corporal (Diego Cuscoy, 1976: 233-270).
Nos encontramos asimismo ante un fenómeno de clara diferenciación económica y social, como corresponde a una Sociedad con distinciones entre sus componentes.
La extracción de vísceras, según las fuentes, se reservaba sólo al Mencey como distintivo de su dignidad, porque ello permite una mejor conservación del cadáver, aunque como hemos visto (Vide Supra) esto no corresponde a la realidad, pues hay momias sin vísceras masculinas como femeninas.
Y tienen la costumbre de que, cuando muere un rey, le extraen las vísceras y las colocan una cesta hecha de hojas de palmera... y después lavan el cuerpo del rey y lo llenan de manteca. (Bonnet, [Diogo Gomes] 1940: 98).
No está del todo suficientemente probado este hecho, aunque como hemos visto para Gran Canaria, y según la opinión de Schwidetzky, estas prácticas se hicieron en algunos cadáveres. Falta un estudio profundo sobre todo el proceso de momificación y posterior conservación del muerto, pero mientras tanto, sólo podemos conocerlo según las referencias de las crónicas y los últimos estudios realizados.
El tratamiento dado a los cadáveres, es muy repetitivo en casi todos los cronistas, aunque es Abreu Galindo el único autor que habla de extracción de vísceras en Gran Canaria, mientras que otros cronistas explican el proceso de momificación de forma más simple.
De forma general se ha planteado una dicotomía social en base a la existencia de momificados, pero creemos que en este sentido han de hacerse algunas consideraciones. Los cadáveres momificados se encuentran igualmente en las cuevas naturales funerarias. La diferencia creemos que debe radicar más, en que existía un sistema de extracción de vísceras y otro sin ella. Este dato, señalado por Schwidetzky (1963: 21) de que el «vaciado de vísceras se hizo muy pocas veces» sin extracción del cerebro en ningún caso, es destacado también por Bory de St. Vicent y Chil y Naranjo quienes habían visto momias con aberturas en el abdomen cuidadosamente cosidas, y otras sin estas señales, lo que corrobora la afirmación de Abreu Galindo y, creemos explica mejor esta diferenciación que, asimismo se destaca en base a la diversa tipología funeraria. De igual forma esta diferenciación puede establecerse en la mayor o menor riqueza de envoltura en pieles, ya que los momificados en cuevas, generalmente se hallan envueltos en esteras de junco y con pocas pieles. (González-Tejera, 1990:194)
Los naturales desta isla, piadosos para con sus difuntos, tenían por costumbre que, cuando moría alguno dellos, llamaban ciertos hombres (si era varón el difunto) o mujeres (si era mujer) que tenían esto por oficio y desto vivían y se sustentaban, los cuales, tomando el cuerpo del difunto, después de lavado, echábanle por la boca ciertas confecciones hechas de manteca de ganado derretida, polvos de brezo y de piedra tosca, cáscara de pino y de otras no sé que yerbas, y embutíanle con esto cada día, poniéndolo al sol, cuando de un lado, cuando de otro, por espacio de quince días, hasta que quedaba seco y mirlado, que llamaban xaxo.
En este tiempo tenían lugar sus parientes que llorarle y plantearle, que otras obsequias no se usaban; al cabo del cual término, lo cosían o envolvían en un cuero de algunas reses de su ganado, que para este efecto tenían señaladas y guardadas, y así, por la señal y pinta de la piel se conocía después el cuerpo del difunto. Estos cueros los adobaban con mucha curiosidad gamuzados y los teñían con cáscaras de pino, y con mucha sutileza los cosían con correas del mismo cuero, que casi no parecía la costura. En estas pieles adobadas cosían y envolvían el cuerpo del difunto después de mirlado, poniéndole muchos cueros destos encima, y algunos ponían en ataúd de madera incorruptible, como es tea, hecho todo de una pieza, y cavado no sé con qué, a la forma del cuerpo: y desta suerte lo llevaban a alguna inaccesible cueva, puesta en algún risco sajado, donde nadie pudiese llegar, y allí lo ponían y dejaban, habiéndole hecho en esto el último beneficio y honra. Mas los hombres y mujeres que los mirlaban, que ya eran conocidos, no tenían trato ni conversación con persona alguna ni nadie osaba llegarse a ellos, porque los tenían por contaminados e inmundos; mas ellos y ellas tenian su trato y conversación y cuando ellas mirlaban alguna difunta, los maridos les traían la comida, y por el contrario, etc. (Espinosa, 1980: 44-45)
Y la manera de mirlar los cuerpos era que llevaban los cuerpos a una cueva y los tendían sobre lajas y les vaciaban los vientres, y cada día los lavaban dos veces con agua fría las partes débiles, sobacos, tras las orejas, las ingles, entre los dedos, las narices, cuello y pulso. Y, después de lavados, los untaban con manteca de ganado y echábanles carcoma de pino y de brezo y polvos que hacían de piedra pómez, porque no se dañasen (…) y con cueros de cabra o de ovejas sobados los envolvían y los liaban con correas muy luengas, y los ponían en las cuevas que tenían dedicadas para ello, cada uno para su entierro. (Abreu Galindo, 1977: 300)
Acostumbraban los canarios sepultar sus muertos de esta manera: Preparaban los cadáveres con yerbas y manteca al sol, para que, a modo de cosas aromáticas, se defendiesen lo más que fuese posible de la corrupción. Después los envolvían con muchas pieles preparadas para el mismo objeto, y los apoyaban a las paredes, al interior de las cuevas de los montes. (Torriani, 1978: 114)
…los guanches a fuerza de experimentos, y de repetidas observaciones, consiguieron descubrir el secreto de eternizarlos en cierto modo, y hacer sus saxos (…) y solo por tradición se sabe lo siguiente: Que después de haber extraído las entrañas, y lavado los cuerpos muchas veces con una lexia de pino seca al sol en tiempo del Estío, los ungían con manteca de oveja cocida con yerbas de olor, como espliego, salvia, etc. Hecha esta unción se dexaba desecar el cuerpo, y se repetía tantas veces, quantas se creía necesarias para que el cadáver quedara bien penetrado. Cuando éste estaba bien ligero, era una prueba clara que estaba bien preparado, y entonces le envolvían en pieles de cabra enjutas y al pelo, para menos costo… (Viera y Clavijo, 1776 I: 175-176)
A el difunto lavaban todo con agua caliente cosidas iervas, y con ellas lo estregaban abriámle el vientre por la parte derecha debajo de las costillas a modo de media luna sacaban todo lo de dentro, y por lo alto de la caveza sacaban los sesos y quitado todo hasta la lengua llenavan los huecos de mezcla de arena, cáscaras de pino molida y borujo de yoia o mocanes , y volvían a serle mui curiosamente; lo ungían con manteca, y ponían al sol de día, y de noche a el humo, y por quince días le lloraban haciendo exequias…(Marín De Cubas, 1986: 248)
Solamente otros había mirlados que no les faltaban cabellos ni dientes, encerrados dentros de cuebas, puestos en pie arrimados i otros sentados, i mujeres con niños a los pechos, todos mui enjutitos que casi se les conocían las faiciones con estar de muchísimos años. Y ai cuebas llenas destas osamentas que es admiración. (Morales Padrón, 1978: 387)
La momificación de los cadáveres entre la población aborigen de las Islas Canarias se usó como argumento para encontrar paralelismos con el antiguo Egipto; sin embargo los procedimientos de momificación no fueron idénticos, por cuanto el vaciado de vísceras se realizó en escasas ocasiones y el cerebro no se extrajo nunca, en contraste con aquélla.
Muchos cronistas e historiadores nos hablan de esta famosa cueva que aún hoy en día buscan muchos investigadores y que sería como encontrar el “Santo Grial” para los arqueólogos canarios, aunque para muchos “viejos” del lugar, su descubrimiento significaría el expolio y saqueo de parte no solo de su historia, sino de la profanación de sus antepasados.
Al tiempo que se escriben estas noticias se acaba de descubrir un panteón excelente, cuyo apreciable monumento derrama mucha luz sobre esta parte de nuestra historia antigua. La cueva, aunque de una entrada sumamente difícil, es en lo interior alta, capaz y acompañada de algunos nichos abiertos en la peña. Está en un cerro muy escarpado del barranco de Herques, entre Arico y Güímar, en el país de Abona, y tan llena de momias, que no se contaron menos de mil...A la verdad, yo no había admirado tanto hasta entonces aquel artificio con que estos isleños inmortalizaban sus cuerpos... Las mortajas o forros en que estaban arrollados desde pies a cabeza son unos pellejos de cabra cosidos con primor. Algunos cuerpos tienen hasta cinco o seis, puestos unos encima de otros. Háyanse los varones con los brazos extendidos sobre ambos muslos y las hembras con las manos juntas hacia el vientre. Aun la misma colocación que tienen los saxos en este cementerio es objeto digno de atención, porque están en camas y filas, sobre unos como andamio o catrecillos de madera todavía incorrupta, cuyo espectáculo no tiene nada de honroso. (Viera y Clavijo, 1776 I: 178)
Uno de los primeros que tuvo acceso a una de las grandes necrópolis guanches fue el médico inglés Thomas Nichols en 1652. En Güímar observó en una cueva de
Veamos la descripción que de esta cueva nos da este médico:
…los cuerpos están cosidos con pellejos de cabra, y con correas de la misma especie, y las costuras tan iguales y unidas, que no se puede sin admiración alabar su maravilloso arte. Cada cubierta está esta exactamente proporcionada según la estatura del cuerpo. Pero lo que causa más admiración es que todos los cuerpos están casi enteros. Se ve igualmente en los dos sexos los ojos (pero cerrados), los cabellos, la nariz, los dientes, los labios, la barba, y hasta sus partes naturales. El autor contó trescientos o cuatrocientos en diferentes cuevas, unos de pié otros echados sobre camas o tarimas de madera.
Un día que el autor había salido con su hurón a coger conejos, caza muy ejercitada en la isla de Tenerife, se perdió este animalejo en una madriguera sin que pudiesen reconocer sus huellas. Uno de los cazadores a quien pertenecía se empeñó en buscarlo entre las rocas y maleza: descubrió la entrada de una cueva de guanchas i entró; pero su temor se descubrió al instante por sus gritos redoblados. Había visto un cadáver de una grandeza extraordinaria, cuya cabeza reposaba en una piedra, los pies en otra y el cuerpo en una tarimilla de palo. El cazador se sosegó alguna cosa acordándose de lo que había oído decir, y de las ideas que tenía sobre las sepulturas de las guanchas, y cortó un buen pedazo de la piel que tenía el muerto sobre el pecho. El escritor de esta relación asegura que estaba más fina y suave que la de nuestros mejores guantes, y tan lejos de podrirse, que el cazador se sirvió de ella para varios usos por espacio de muchos años.
Estos cadáveres estaban tan ligeros como una paja: el autor que había visto algunos, cuya piel estaba ya descosida y destrozada, protexta que se distinguían perfectamente los nervios, tendones y aún los nervios y arterias que parecían otras tantas cuerdecillas. (Rumeu de Armas, 1999: 170)
...El barranco de Herques tiene su fama desde antiguo por localizarse en el mismo una cueva de enterramiento descubierta en el siglo XVII y que fue descrita por
Viera y Clavijo. Esta fama llega hasta nuestros días , incluso apareciendo señalizada en diversos mapas de la isla de Tenerife....ninguno de ellos nos expresa con exactitud la situación de la famosa cueva...la gente no sabe, no contesta y es que hoy la histórica gruta guanchinesca no existe, no se conoce, es un secreto guardado en el risco.
En el Escobonal se ignora lo que ocurrió con este yacimiento (el de 1770) y su localización exacta, aunque por la descripción de Viera, puede ser la conocida cueva de Las Calzadas en dicho barranco...Y nos preguntamos, ¿cómo es posible que la memoria colectiva de un pueblo, en poco más de dos siglos, haya olvidado tan espectacular descubrimiento?... (Rodríguez Delgado, 1994: 132-134)
Los cuerpos están cosidos con pellejos de cabra, y con correas de la misma especie, y las costuras tan iguales y unidas, que no se puede sin admiración alabar su maravilloso arte. Cada cubierta está exactamente proporcionada según la estatura del cuerpo. Pero, lo que causa más admiración, es que todos los cuerpos están casi esteros. Se ve igualmente en los de los dos sexos, los ojos (pero cerrados) los cabellos, la nariz, los dientes, los labios, la barba, y hasta sus partes naturales...Los Guanches cuentan que tenían más de veinte cuevas de sus reyes y grandes hombres, incógnitas aún entre ellos, excepto algunos viejos que eran los depositarios de un tan respetable secreto, y que no deberían jamás revelar... En Tenerife, muchas veces era colocado sobre una especie de andas o de pié y adosados a la pared, tal y como describen las fuentes etnohistóricas el panteón de los Menceyes, uno de los cuales fue descubierto en el siglo XVIII y perpetuado en un grabado. (William, 2000)
J. Álvarez Rixo (Puerto de
El periódico titulado “Las Noticias” del seis de Agosto de 1876 que se publica en Santa Cruz de Tenerife, hallamos que en aquellos días se había descubierto en el pueblo de El Escobonal, jurisdicción de Güímar, una gran cueva de guanches, la cual yacía oculta bajo un terreno de la pertenencia de un tal Yánez, cuyo labrador al estarla sorribando se le escoletó la barra por dentro de una grieta, no quería perderla y al ahondar para sacarla, descubrió con admiración una caverna de cosa de cien metros de largo y diez de ancho, y en su medio una fuente de buena agua potable, que por razón de aquel lugar carecer de este indispensable elemento, fue muy interesante hallazgo. Había además, dos momias, y restos de otras, un molino, un zurrón con gofio de cebada que dicen estaba capaz de comerse, algunos haces o brazadas de leña de brezo y de retama. Tal vez algún curioso visitante había escrito más circunstanciada descripción. Sea como fuere, podemos numerar este como el décimo o duodécimo descubrimiento de restos de los guanches de Tenerife durante los setenta y seis años del corriente siglo XIX, y no dudamos que todavía ocurrirán más. (Cruz Jiménez-Tejera Gaspar, 1996)
EXPOLIO Y AFAN COLECCIONISTA
La primera noticia de momias guanches fuera de la isla es la del inglés Samuel Purchas, en 1616, quien observó dos en Londres. Un siglo después el francés Puysegur se llevó otras dos procedentes de un barranco de Arico a París.
Viera y Clavijo da noticias sobre este expolio:
En octubre de 1772 el señor Young comandante de un Vergatín inglés, sacó de Tenerife la momia de una guancha[1], que colocó en el Museo Británico. Con este motivo se habló de ella en los papeles públicos como de una gran maravilla. Celebróse la frescura, y buena conservación de las partes del cuerpo, aún las más menudas. Se hizo juicio de que podría ser el cadáver de una mujer muerta mil años há…[2]
En el Gabinete de Historia Natural del Jardín de París se ven dos momias de guanches. Llevolas de la isla de Tenerife en 1776 el Conde de Chastenet de Puysegur, oficial comandante de un buque de guerra, y fueron halladas en una cueva del lugar de Arico. (Viera y Clavijo, 1982: 172-176)
El coleccionismo de momias guanches, era una afición natural en este siglo, principalmente entre los viajeros y visitantes franceses e ingleses:
Mr. Golberry no escatimó esfuerzos para recopilar la información sobre el proceso que observaban los guanches para momificar los cadáveres de sus difuntos, describiendo una momia que había coleccionado y que él mismo había seleccionado entre un gran número de ellas, que aún existían en su tiempo en las cuevas sepulcrales de Tenerife.
…Blumenbach nos informa que él posee una momia, que aunque provista de toda su envoltura, solamente pesa siete libras y media… (William, 2000: 62-64)
Los guanches embalsamaban sus muertos; todos los días se descubren en la isla catacumbas abiertas por aquel pueblo. Todas las personas de la expedición se procuraron fragmentos de las momias que encierran. Mr. Broussonet tuvo la bondad de darme una entera. (Saint-Vincent, 1994: 81)
No obstante sería en el siglo XIX cuando el expolio de estos restos alcanzaría en las islas su cenit. En 1865 existían en el museo Antropológico Nacional de Madrid no menos de cinco momias de Tenerife. Pero, quizás el centro más beneficiado de aquella época con el envío de momias y huesos guanches y canarios fuera el Museo del Hombre de París, donde llegó ingente cantidad de material, llevado sobre todo por René Verneau. (Rodríguez Maffiotte, 1995: 37)
Viendo las varias centenas de cráneos y esqueletos que he traído de mis expediciones, nadie dudaría de los peligros que tuve que afrontar para conseguirlos. (Verneau, 1881: 226)
Pero no solo fuera del archipiélago irían a parar los productos del expolio. El siglo XVIII se caracterizó en esta tierra, con respecto al mundo aborigen, por su curiosidad hacia las momias, ya que estas evocaban una vida y un mundo lleno de perfecciones. Por ello, no es de extrañar que algunos canarios coleccionaran en sus casas esta clase de especimenes. (Rodríguez Maffiotte, 1995: 37)
Se conservan aun algunas cuevas llenas de cadáveres de guanches. En 3 de En.º de 1770 vi uno en casa del Then.te Cor.1 D.n Gabriel Román, que estaba entero, i aun con su cabello i dientes.
En los archivos del Museo Antropológico Nacional, hay varias cartas entre sus documentos, de R. Verneau, donde comunica el envío de restos aborígenes, una de ellas con fecha 23 de agosto de 1886 de Las Palmas de Gran Canaria; en ella habla del envío de dos cajones al Museo de Historia natural de Madrid:
…de los cuales uno contiene dieciséis cráneos del barranco de guayadeque…
Afirmaciones como esta, representan un ejemplo del expolio que existió en los siglo XVIII y XIX de investigadores (?) franceses e ingleses de la talla entre otros de: Verneau, Berthelot, etc., enviando gran cantidad de momias y calaveras a museos de toda Europa, en teoría para su estudio, pero, que nunca volvieron a su lugar de origen, como ejemplo tenemos las momias guanches en los museos de Paris, Londres, Munich, Canadá, etc., incluso por la desidia de las autoridades de la época, las que fueron a parar a
A este respecto Antonio Rumeu de Armas hace un valioso comentario:
El número de cuevas sepulcrales existentes en Tenerife debió ser importante. Ahora bien, en el siglo XVIII se produjo una sistemática expoliación por partes de aventureros, eruditos y aficionados. Los museos y los Gabinetes Antropológicos de España y Europa reclamaron la posesión de ejemplares, que les fueron generosamente facilitados por vía oficial subrepticia. Pero, andando el tiempo, las momias fueron arrumbadas por carencia de interés o pérdida de la pertinente identificación. Todavía hoy se conservan algunas, ubicadas en las más extrañas galerías. (Rumeu de Armas, 1999: 169-178)
Por su parte Luís Diego Cuscoy se refiere a estas momias, ubicándolas unas en París y otra en
Sabemos que de la región de Arico procedían dos momias que en el siglo XVII se exhibían en el Gabinete de Historia Natural de París y que del barranco de Herques eran las que en el mismo siglo se conservaban en
En el archivo del museo de ciencias Naturales de Madrid figura un documento con el número 506, fechado el 24 de mayo de 1778. Con la referencia “Isla de León”. Se da cuenta de una carta de D. Vicente Tofiño de San Miguel a D, Pedro Dávila remitiéndole, con Joaquín Román, la momia que halló en Tenerife D. Luís Arquedas...le informa que, aunque ha padecido mucho durante el viaje por mar, donde la humedad y calor de la bodega del navío han alterado su conservación por ser el cadáver de los antiguos guanches hace apreciable “esta pieza de historia”.
…varia fue la suerte de las que se extrajeron del yacimiento funerario de Güímar.
Una, en perfecto estado de conservación, convenientemente embalada con lana, salió para
Sabíamos que en 1772 un inglés capitán de navío, transportó a Inglaterra la momia que todavía hoy se conserva en el Laboratorio Duckworth, de Cambridge.(Diego Cuscoy, 1976: 233-270)
En una momia guanche conservada en Cambridge, se observan los dedos de los pies y de las manos envueltos por separado en tiras de cuero… (William, 2000: 67)
Los diferentes cráneos enviados al departamento de Antropología del Museo para satisfacer la petición del Sr. Quatrefages fueron once. La caja enviada contenía:
1.- Cráneo
2.- Otro cráneo con una gran herida cicatrizada
3.- Otro momificado en parte con las mandíbulas y las vértebras del cuello
4.- 2 piernas (de mujer quizás) momificadas
Estas piezas procedían del barranco Agua de Dios en Tegueste
5.- Un cráneo de un Túmulo de
6.- Otro de
7.- 2 fémures de la misma cueva
8 y 9.- 2 cráneos de una cueva de Guayadeque en Gran Canaria
10, 11 y 12.- 3 cráneos de una cueva de Los Letreros en El Hierro (Berthelot, 1980: 129)
…los cráneos de los esqueletos de los túmulos de
Al mismo tiempo se remitió al Sr. Director de el Museo Etnológico Nacional 69 huesos limpios y varios trozos de pieles adobadas, utilizadas por los aborígenes para envolver las momias de sus difuntos. (Jiménez Sánchez, 1940)
…no concluiremos esta interesante cuestión, sin presentar antes un extracto del informe que Mr. Dubreuil de Montpellier publicó sobre las momias que en 1802 llevó a Paris Mr. Broussonet… (Millares, 1997: 79)
El interés por la búsqueda y coleccionismo de restos arqueológicos en la isla de Tenerife, tuvo su cumbre desde principio del siglo XIX, como nos comenta Alejandro Cioranescu en su “Historia de Santa Cruz”:
En una región como las Canarias, donde la arqueología se ha hecho sin la necesidad de escarbar el suelo, una colección de objetos guanches era una fácil tentación. En cierto momento, la curiosidad era tan viva que el mismo ayuntamiento, a pesar de su pobreza y de la falta de asesoramiento especializado, se dio cuenta de ello. Observó que todos querían momias, y hasta del extranjero, y que solo él no tenía ninguna; acordó por lo tanto mandar que le consigan “algunas momias, procurando que vengan de ambos sexos”. Si no las consiguió el ayuntamiento, las tuvieron algunos aficionados; el primero de ellos fue Megliorini, que tenía en 1821 una momia guanche en su colección que visitaban muchos viajeros y turistas extranjeros y en la que, además de objetos de historia natural, se podían ver muchos objetos del acostumbrado ajuar guanche. (Cioranescu, 1979: Vol. IV 222-223)
La primera mitad del siglo XIX fue una época no solo científicamente estéril, sino más bien funesta para la arqueología. La sociedad, embuida de la teoría rusoniana del buen salvaje, se lanzó a buscar sus restos con afán coleccionista, destrozando definitivamente lo que pudo ser rica fuente e interesante documento para la arqueología. (Pellicer, 1968: 292)
Mucho de este material se exhibe hoy en las salas del Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria, y otra parte no menos valiosa, figura en los museos de Madrid, Paris, Londres, Viena, etc. (Jiménez Sánchez, 1864: 72)
Este expolio no solo ocurrió en las islas de Tenerife y Gran Canaria, sino que fue actividad habitual en todas las islas:
Los primeros trabajos arqueológicos llevados a cabo en la isla de
Este impulso inicial desató una fiebre por la rebusca de yacimientos en la que colaboraron, por un lado, el erudito local y el médico, y por el otro el coleccionista. Tener en el gabinete de trabajo o en el despacho una momia o un cráneo, satisfacía en extremo, y si a esto se le añadía la posesión de un vaso o un objeto ornamental, tanto mejor. (Cuscoy, 1953: 135-136)
Con respecto al expolio de momias, procedentes del Museo Casilda de Tacoronte, les remito a la información bastante completa de las obras de Juan Béthencourt Alfonso: Historia del Pueblo Guanche y la de Fariña González y Tejera Gaspar:
Álvarez Rixo en el trabajo que comentaremos más adelante nos dice sobre este particular:
En los periódicos de Santa Cruz de Tenerife vimos anunciado el hallazgo de otra gruta de guanches con seis u ocho momias bien conservadas, paréceme que en el pago o Valle de Igueste, de cuyo descubrimiento tomó razones el Gobierno Civil que las hizo conducir a Santa Cruz para dar parte al gobierno supremo y saber que se habría de hacer con las tales momias: y como en España apenas se sabe lo que son las islas Canarias, mucho menos se sabe ni interesan sus momias, y parece que nada se resolvió, permaneciendo olvidadas con riesgo de irse deteriorando. Pasados algunos años, con el laudable objeto de que no acabasen de maltratarse, las pidió y obtuvo para conservarlas en su curioso gabinete de historia natural en Tacoronte D. Sebastián Casilda, en cuya resolución estuvo acertadísimo el Gobierno Civil de la Provincia[3]. (Tejera Gaspar, 1990: 121-136)
En el año 2004, se pudo recuperar por el Museo Arqueológico de Tenerife, dos momias guanches que se encontraban en Argentina[4]. Las Islas así recuperan una parte de su patrimonio que se creía perdido y que fue, como muchos otros registros prehistóricos, hurtado de la geografía insular. Según Antonio Tejera Gaspar: "como mínimo, 50 momias, pero probablemente más", fueron expoliadas a raíz del nacimiento del coleccionismo científico y de la fundación de los grandes museos de ciencias naturales, sobre todo en los siglos XVIII y XIX.
Estas dos momias que ha recuperado el Museo Arqueológico de Tenerife, estaban en Necochea, al sur de Buenos Aires. Éstas procedían del museo Casilda de Tacoronte, fundado por Sebastián Pérez Yanes en Tenerife en el siglo XIX, cuyos fondos fueron vendidos por los herederos tras el fallecimiento del fundador, en torno a 1890.
Es probable que la venta estuviera relacionada con el hecho de que Víctor Grau Bassas, que fuera secretario del Museo Canario, se hubiera establecido en Necochea, donde se convirtió en el primer secretario del Museo de
Para saber cual era el inventario de momias que existían en su época en el Museo Casilda de Tacoronte, hemos consultado: Historia del Pueblo Guanche T. II. Apéndice documental Nº 2. El Museo Casilda de Tacoronte: Una pérdida irreparable. (1994) de Juan Béthencourt Alfonso. En M. A. Fariña (ed.) Francisco Lemus editor.
Del inventario de Eugenio de Sainte-Marie: Catálogo de los objetos contenidos en el Gabinete del Sr. Casilda, de Tacoronte, en las distintas secciones de Pintura, Escultura, Numismática, Cerámica, Etnografía, Antropología e Historia Natural, existentes en el día 17 de agosto de 1887, en cuya fecha pasó una comisión del Instituto Provincial, presidida por el Director, a visitar dicho museo con el fin de adquirirlo para el referido establecimiento, hemos extraído
Cuatro momias en bastante buen estado de conservación, de guanches, tales como se encontraron en sus cuevas de sepultura, envueltos en pellejas; descollando entre todos la de una reina, notable por la perfección de sus facciones que se pueden aún apreciar a pesar de los años transcurridos, lo abundante y sedoso de su cabellera, la completa blancura y limpieza de sus dientes y la sonrisa y la resignación que se nota en su semblante, pareciendo como se quiere escaparse de la mortaja que la sujeta.
Veinte y más fragmentos de guanches, cráneos, tibias, fémures, diseminados, más o menos desprovistos de sus tegumentos capilares (…)
De la obra de Olivia Stone:
Una es de un hombre guanche, no muy bien conservada, de cinco pies y ocho pulgadas de largo. Otra está envuelta en cuero todavía, tal como la encontraron, rodeada y cosida con tiras de cuero de una pulgada de ancho, más o menos, con la funda de cuero atada en la parte alta de la cabeza como se haría con la boca de un saco. (...)
Otra momia, de una mujer, que, según dicen, se encontró a medio camino de la cima del Pico, tenía las piernas dobladas hacia atrás por las rodillas hasta tocar las caderas y, en esa posición, medía tres pies y cuatro pulgadas (...)
En total hay siete momias en Tacoronte (...)
Del inventario realizado en 1884 por Juan Béthencourt Alfonso extraemos:
IV-7-1.- Esta momia está en la alhacena, como la anterior (está incompleta) que dicen haberlas encontrado en
Algunas de las correas con que le aseguran sus envolturas son del ancho de dos dedos.
La capucha que cubre la cabeza tiene seis envolturas; y una de ellas sale como la forma de un abanico abierto, por uno y otro lado, con lo más delgado buscando la parte inferior de la barba, donde se anuda; también tiene algunas correas circulares en derredor del cuello, como para ajustarle las pieles al pescuezo.
Los dedos de la mano están como ríspidos. Todo es de color de chocolate. El aspecto del semblante y el desarrollo orgánico hacen creer que es hombre.
IV-7-2.- Está como doblado por el espinazo hacia adelante; y la cabeza caída atrás y como sobre el hombro derecho. Fue encontrado en el Sur de Tenerife. Esta momia le envuelven pieles que indudablemente le fueron puestas hace muy poco tiempo, del cráneo le falta una gran parte por la parte posterior (occipital).
Es de cabello rubio, y la cara lampiña; pero debajo de la barba se observan pelos rubios tirando a negro o rojizo, son ralos y escasos.
Por el esquema anterior se observara que el nacimiento del cabello en la frente, es más bajo, como aproximándose al arco superciliar, en la mitad izquierda del frontal que en la derecha; como si fuera un lunar.
El aspecto de mujer, por más que tenga algunos pelos de barba, bajo la barba. Lo demás desnudo. Casi toda la momia es artificial, por más que las partes esenciales del cuerpo pertenecen al mismo individuo. El ropaje y manufactura pertenece al arte.
IV-7-3.- Momia encontrada en el barranco de Badajoz (Güímar). Esta momia está completamente restaurada en sus envolturas; y no es posible estudiarla sin des-coserla. También se conoce que la mano del restaurador alcanzó algo el interior. Está tendida (sic) y que se ve de costado.
IV-7-4.- Esta momia que dice haberse encontrado en
Béthencourt Alfonso habla de 4 momias, el Vizconde de San Javier de 6, Sainte-Marie de 4, Olivia Stone de 7, Chil y Naranjo[7] de 10 y Víctor Grau Bassas de solo cinco que llegaron a
Una de las momias recuperadas nos la describe muy bien Berthelot:
“Al principio de este siglo, unos orchilleros descubrieron otra caverna situada en uno de los barrancos de la costa, entre los pueblos de Tacoronte y El Sauzal (...)
Entre las momias que se sacaron de la cueva de Tacoronte, se encontró una cuyo cuerpo había pertenecido a una vieja, y que había sido desecado en una posición acurrucada, las piernas dobladas sobre las rodillas como las momias Peruanas. La cabeza se hallaba cubierta de una capucha y parecía estar bastante bien conservada; los juanetes de la cara se hallaban muy salientes, la frente estrecha y arrugada, la nariz pequeña y la boca muy hendida”. (Berthelot, 1849: 130-131)
Esta momia se cree descubierta en el barranco de Guayonje en Tacoronte (Escribano-Mederos, 2003).
Hay una incógnita; ¿las 2 momias de Necochea, estaban entre las 5 que llegaron a
Las versiones más fidedignas hablan de que un profesional oriundo de Tres Arroyos (Provincia de Buenos Aires) las habría traído al país a principios del siglo pasado y, entre las décadas de 1920 y 1930, donado al establecimiento educativo. Lo cierto es que no existen actas, documentación ni registros patrimoniales al respecto[8].
En cambio, no se sabe a ciencia cierta cómo, cuándo ni por qué fueron a parar a Necochea, explicó la arqueóloga argentina Nora Flegenheimer, que junto al antropólogo y biólogo Ricardo Guichón ayudó a Ruth Rufino en su tarea.
Una de las teorías que se manejan apunta a que las momias fueron el pago a una deuda de juego que alguien tenía con un vecino de Necochea y que llegaron a la ciudad probablemente en la segunda década del siglo XX, señaló la especialista[9].
Si parece ser que las momias no llegaron a Necochea hasta principios del siglo XX, ¿Dónde se encontraban? En la obra Historia de las Islas Canarias Ilustrada sin fecha de edición, aunque se sabe por una ilustración que fue después de 1909 y de autor desconocido, aunque algunos atribuyen a su editor A. J. Benítez y otros a Miguel Maffiotte y La-Roche[10], las dos únicas fotos de momias guanches que aparecen son las hoy recuperadas de Necochea. Un misterio y una incógnita a resolver por los investigadores.
Si las momias de Araya se quedaron en Tenerife, ¿de donde procede la momia que se expone en el Museo Antropológico Nacional o momias según su publicidad y que se encontraba en la biblioteca de
Museo Nacional de Etnología
Alfonso XII, 68. Abierto de 10:00 a 19:30. Domingos de 10:00 a 14:00.
Lunes y festivos cierra.
Importante exposición de objetos pertenecientes a los cinco continentes. Destaca su colección de momias guanches
No debemos olvidar que
Con la categoría de Bien Mueble: todas las momias fardos y mortajas funerarias pertenecientes a las poblaciones prehistóricas de las Islas Canarias, cualquiera sea su actual ubicación y estado de conservación…
DOCUMENTOS EN
Es en los archivos de
En total hemos encontrado 27 expedientes, entre informes, borradores, oficios, copias, instancias, minutas, etc., formados por 103 folios. Destacaremos solamente los expedientes más significativos.
El primer expediente, de 1851, corresponde al envío por el correspondiente Fernando López de Lara, del contenido de una sustancia orgánica que se encontraba en una cerámica aborigen destruida, junto a cuentas de collar de arcilla y posibles momias cubiertas de pieles, en una cueva funeraria de Vilaflor.
Este expediente es importante porque se produce justo en 1851, el mismo año cuando
1852/01/08, Signatura: CATF/9/7950/01(3)
1855/08/04, Signatura: CATF/9/7950/02(2)
Noticia aparecida en el ECO DEL COMERCIO (Santa Cruz de Tenerife) con fecha 4 de agosto de 1855:
Destrucción de un enterramiento de guanches
Con sobrada previsión, pedía nuestro apreciable colega “El Ómnibus” al finalizar sus artículos sobre momias, que se prohibiese con severidad por los Sres. Alcaldes de los pueblos de estas islas a las personas incapaces de apreciar el mérito de las momias de nuestros antiguos aborígenes, que se entrometiesen en extraerlas de los raros enterramientos que aún deben quedar. Un hecho reciente ha venido a demostrar con cuanta razón pedía nuestro colega esa medida. Bastará el simple relato de ese suceso para que nuestros lectores deploren con nosotros la bárbara práctica de destruir esos antiguos y únicos monumentos de las costumbres de los primitivos insulares.
Escriben desde la villa de
En un día de la semana última llegó a esta villa, un tal Quintero, vecino de Vilaflor, y dio por noticia que el custodio del colmenar que se sitúa en la montaña denominada “
1º.- Un pie en que aún se ve en la planta, el bálsamo de conservación, de color encarnado y parecido a tierra quemada; distinguiéndose muy bien las gotas secas y brillantes.
2º.- Una mano con un dedo perfecto hasta en la uña bien unida todavía.
3º.-Varias cabezas, algunas rubias y otras negro, y pedazos arrancados del cráneo en la caída del risco. La una tenía ceja completa y parte de la otra, las orejas de pequeña forma, y en el cráneo un agujero vuelto a cubrir con la piel original, por donde parece se introducía el bálsamo original.
4º.- Un medio cuerpo de hombre con sus costillas acabadas de romper. Conserva en su lugar parte de las entrañas, y la cabeza tiene los ojos completos, la dentadura ídem. Y la lengua en su sitio. Las patillas son negras y escasas, las cejas en buen estado y solo le falta la punta de la nariz.
5º.- Varios cueros sin pelo con delicadas costuras de correas iguales, algunas blancas, otras bronceadas, en los cuales estaban forrados los cuerpos.
6º.- Un pedazo de piel con pelo color de oro y manchas negras y pardas, hecho de varios trozos y unidos entre si por finas costuras formadas con hebras tan finas que parecen sedas torcidas de dos. El pelo de dicha piel está perfectamente conservado, sin que por más que se tire, se consiga arrancar ninguno. Las uniones están tan bien combinadas con el pelo que solo se puede conocer por el inverso. Esta piel servía de cubierta de un brazo que dicen conserva el colmenero y viene encanalada la piel siguiendo la forma de aquel miembro, que a nuestro entender debe hallarse en el mejor estado de conservación. A juzgar por el de la piel que le servía de envuelto, la cual está como acabada de adobar…
Por fuera de la cueva se encuentran los palos de tea en que descansaban los cadáveres. No han traído ninguno de ellos. Dicen solamente que son largos y de cuatro pulgadas de ancho. También existe mucha lana y varios tejidos, según asegura el que trajo los restos que hemos descrito. No sabemos lo que este hombre designará bajo el nombre de “tejidos o trapos” pues hasta ahora se creía que los guanches desconocían el telar, pero si tejían esteras de junco, palmas, etc.
Con todas estas noticias se animaron a ir a explorar el sitio del descubrimiento, varios señores de esta villa, entre ellos el Conde de Siete Fuente, D. Buenaventura Frías, D. Juan Cullen y D. Rafael Martín Neda. Esperamos completar estas observaciones cuando retornen los mencionados exploradores, pues llevaban la firme resolución de obligar al colmenero a que los guiase al panteón desvastado.
……………………………………………………………………………
1855/08/04, Signatura: CATF/9/7950/02(2)
La momia fragmentada, pie y pieles serán enviados en 1857 por el correspondiente, Fernando López de Lara, a
1858/02/01, Signatura: GA 1858/1(1)
1858/04/05, Signatura: GA 1858/1(2)
1862/06/22, Signatura: CATF/9/7950/05(02)
Con motivo de la visita a Tenerife en 1859 del Archiduque Imperial Fernando Maximiliano, este se interesará en conseguir una momia guanche en buen estado. Un especialista en estos encargos, Diego Benítez de
Sin embargo, enterado el Alcalde de Candelaria del descubrimiento, informará al Gobernador Civil de la provincia de Canarias, ordenándose su traslado a Santa Cruz de Tenerife en cajas especiales con sumo cuidado. Las momias serán inspeccionadas el 22 de junio de 1862 por tres profesores de ciencias médicas en el despacho del Gobernador Civil de Canarias. (Mederos, 2001: 108)
Los médicos que realizaron este examen en el despacho del Gobernador Civil de Canarias fueron: D. Bernardo Espinosa, D. Ángel María Izquierdo y D. Bartolomé Saurín, con el siguiente informe:
Momia 1.- Adulto, masculino, sin cabeza, carece de brazos, pierna derecha completa con uñas del pie bien conservadas, y pierna izquierda en que faltan los dedos y el metatarso. Es la segunda mejor conservada.
Momia 2.- Adulto, masculino, cabeza con dentadura, carece de antebrazo y mano izquierda, el antebrazo derecho está incompleto, y conserva las dos piernas con uñas en los dedos de los pies.
Momia 3.- Adulto, masculino, cabeza con una depresión oval de una pulgada sobre la órbita ocular derecha, quizás del impacto de una piedra, ausencia de dientes en la mandíbula superior y de mandíbula inferior. Conserva los brazos y piernas completas, excepto los dedos del pie izquierdo.
Momia 4.- Adulto, mujer, la mejor conservada.
1862/09/22, Signatura: CATF/9/7950/05(06)
1862/10/13, Signatura: CATF/9/7950/05(03)
El Gobernador Civil, como presidente de
1862/09/22, Signatura: CATF/9/7950/05(06)
1863/03/03, Signatura: CATF/9/7950/05(11)
El proceso se complicó cuando el especialista en la búsqueda de momias, Diego Benítez, reclamó el 22 de septiembre de 1862 la cuarta momia mejor conservada a
Resumen del expediente entre 1862-1863 por el cual Diego Benítez solicitó la entrega de la mejor momia guanche aparecida en Candelaria (Tenerife), de un conjunto de cuatro. El Gobernador Civil de Canarias solicitó informe a
1863/03/13, Signatura: CATF/9/7950/05(14)
1863/10/21, Signatura: CATF/9/7950/05(17)
1863/10/21, Signatura: CATF/9/7950/05(01)
1864/04/29, Signatura: CATF/9/7950/05(24)
En el primer informe legal emitido por
1864/05/09, Signatura: CATF/9/7950/05(25)
1867/02/16, Signatura: CATF/9/7950/05(30)
1867/03/06, Signatura: CATF/9/7950/05(31)
El informe definitivo de Fernández-Guerra se remitirá al Director General de Instrucción Pública el 6 de marzo de 1867, 4 años y 5 meses después de su primera solicitud, donde se señalará que mientras no se demostrase que existía un acuerdo del buscador Diego Benítez con el propietario del terreno Silvestre Torres, éste no existió. Por el contrario, según
1868/11/02, Signatura: CATF/9/7950/05(19)
1925/02/20, Signatura: CAM/9/7961/090
Excmo. Señor:
En sesión celebrada por nuestra Academia de
Enterada la academia de la comunicación de su bibliotecario perpetuo, y considerando que la momia de referencia debiera ser conservada en más adecuado lugar, acuerda cederla en depósito al Museo antropológico que V. E, tan dignamente dirige, y, en consecuencia, en cumplimiento de lo acordado y en nombre de la academia, tengo el honor de hacer entrega a V. E. del mencionado depósito.
Dios guarde a V. E. muchos años.
Madrid a 20 de febrero de 1925
El secretario interino.
Excmo. Sr. D. Manuel Antón y Ferrándiz, director del Museo Antropológico.
El expediente de las momias de la cueva del Barranco de Araya es el más extenso de
LAS MOMIAS Y LOS VIAJEROS
Las Islas Canarias, por su posición geoestratégica para el tráfico marítimo internacional, se convirtieron a partir del siglo XVI en una región conocida, visitada y explorada por marinos, comerciantes, viajeros y curiosos de todos los imperios coloniales europeos que se dirigían hacia las colonias y que contribuyeron a difundir sus cualidades por todo el mundo. El origen volcánico de las islas, su exuberante vegetación, su clima, el “misterio” del origen de sus antiguos pobladores, de su cultura, en especial la práctica del mirlado de los cadáveres (momificación) atrajeron particularmente el interés de la elite cultural europea ilustrada que las visitaba en sus viajes de exploración. (Santana, 2002: 145)
Muchos fueron los turistas y viajeros extranjeros que visitaron nuestras islas, interesándose por los restos de nuestros aborígenes:
Habíamos oído hablar de un famoso museo en Santa Cruz, montado hace varios años por un viejo comandante español. Encontramos que, como muchas de nuestras colecciones en Gran Bretaña, era un conjunto de toda clase de objetos, huevos de avestruz toscamente tallados…Las únicas cosas de algún valor eran los restos guanches. Los cráneos que me mostraron de estos aborígenes eran decididamente de la raza caucásica, bien formados, con la frente baja, pero no encogida como la del negro; los dientes, en ningún caso, no sobresalían ni estaban limados o los incisivos desgastados. Esta antigua raza embalsamaba a sus muertos y allí tuve la ocasión de ver una pequeña momia femenina, cogida en una cueva hacia algunos años en otro lugar de la isla. No parece que se haya utilizado ninguna clase de preparación antiséptica, excepto en las cavidades, que las vaciaban de su contenido y luego las llenaban con semillas, que se suponen eran del “chenopodium ambrosioides”. Se parecía a las momias de la clase baja que más tarde vi en Egipto. El cuerpo estaba envuelto en una piel o cuero, pero no pude descubrir restos de vendaje o tejido de lino de ninguna clase. Este pueblo, igual que otros, parecía estudiar lo oculto de la muerte; las cuevas en las que se encuentran las momias son casi inaccesibles y los que han sido descolgados a ellas con una cuerda para sacar una, hablan de su excesiva sequedad. (William, 1837/1994: 23-24)
Las momias guanches son bastante imperfectas, según se puede juzgar por la preparación que se les hacía sufrir, y que está citada en muchos puntos. Parece que no las vaciaban todas; sus intestinos quedaban muchas veces en el cuerpo, y en ciertas momias no se ve costura ó hendidura que denote que se haya tratado de extraer alguna cosa de las cavidades del pecho, del bajo vientre o del cráneo. Su sequedad y su color atezado las asemejan a esos cadáveres que la tierra de los cementerios no ha consumido y cuyos restos se encuentran en algunos osarios de nuestras provincias; tienen, sin embargo, un olor bastante agradable y aromático, que el tiempo no ha disipado; muchas veces están llenas de larvas y crisálidas secas, que han vivido después de la preparación, pero que no han podido alterar mucho la momia, con la cual se han conservado bastante. Estas momias llamadas saxo por los que la preparaban, eran, después de su desecación, encerradas en pieles cosidas, que se han conservado muy bien, y en seguida depositadas en grutas respetadas, como el último asilo por los canarios de todas las clases. (Saint-Vincent, 1802/1994: 81)
Se utilizaban algunas cuevas para poner en ellas los cuerpos de los muertos, tras haberlos embalsamados. Se les colocaba de diferentes formas, unos sentados, otros de pie, otros acostados sobre lechos de madera, de forma que los cuerpos se conservaban íntegros y no se descomponían.
La manera que tenían de embalsamar los cuerpos era muy singular, se servían para lavarlos de una decocción hecha de hojas de granados, de diversos tipos de hierbas y flores; a continuación llenaban la cavidad intestinal de los muertos de una mezcla compuesta de manteca, corteza de pino, polvo de madera carbonizada y piedra pómez. (Feuillée, 1724/1997: 103)
MOMIAS EN MUSEOS
Será el Dr. Chil y Naranjo, desde su formación médica quien aporta nuevas conclusiones en especial en el estudio de las momias canarias, para las que niega como técnica de momificación la evisceración y extracción del cerebro, así como extracción de sustancias conservantes a través de los orificios naturales. Sin embargo su aportación más notoria fue la creación del Museo Canario de Las Palmas.
En Tenerife, sería Juan Béthencourt Alfonso, con la creación del Gabinete Científico, el impulsor del primer Museo “Guanchinesco” en esta isla.
Veamos seguidamente algunas de las momias canarias repartidas por el mundo:
La momia que se encuentra actualmente expuesta en el Museo Antropológico Nacional con el número de inventario 3.332 y con las referencias siguientes:
Guanche-Tenerife-España, siglos XI-XIII
Momia masculina adulta. Altura:
Las primeras noticias que se conocen sobre la presencia en Madrid de esta momia aparecen en la correspondencia del primer director del Real Gabinete de Historia Natural, Pedro Francisco Dávila.
Según la documentación estudiada, la momia se hallaba entre las colecciones de
Probablemente proceda de una cueva sepulcral del barranco de Herques, Tenerife[13].
Según este informe, no coincide la fecha con la que se encontraba en
En 1929 en “Un estudio de los Cráneos antiguos de Canarias, existentes en el Museo Antropológico Nacional” publicado por De las Barras y Aragón en Actas y Memorias de
Cuenta el Museo con una lista provisional de C. Robledo Mendo de 1966 que alude a un catálogo de 1914 y en el cual se encuentran unos 31 cráneos de Canarias. (Sierras Delage, 1987: 77)
Con respecto a las momias, hay un documento de 5 de marzo de 1925 que vamos a transcribir:
Dos trozos de momia de guanches de Tenerife, consistente, uno en parte de la cabeza y tronco con algunos huesos sueltos. Parece a primera vista de una mujer y un niño, éste ya con los terceros molares. También un trozo de cuero curtido y con una costura, que parece proceder de un vestido. Fueron enviados estos ejemplares en 1850 por el Gobernador de canarias a
Las fechas coinciden con la momia encontrada en
En el informe de 1929 citado, sigue diciendo que existen algunas momias de Tenerife en el Museo que están en cuatro vitrinas; en una de ellas hay un ejemplar magnífico:
Se trata de un hombre de alta estatura y perfecto tipo de la raza guanche. Otras dos vitrinas contienen momias en mucho peor estado de conservación, mostrando en parte el esqueleto descarnado, pero se conserva con ellas las pieles en que estaban envueltas y cosidas. (De las Barras y Aragón, 1929: 7)
Aparte de la momia o momias que se conservan en el Museo Antropológico Nacional, encontramos información repartidas por otros lugares de España y nuestras islas:
En el Museo de Antropología Forense, Paleopatología y Criminalística de
8. Colección de cráneos exóticos. Consta de un centenar de piezas. Procedentes unas de Egipto (cabezas momificadas), otras de Canarias (momias guanches), del Sahara, de Guinea (cabeza momificada), de la costa occidental de África ecuatorial, cráneos peruanos deformados, cráneos de las Islas Carolinas (chamorros), de Madurai, Sur de
En el Museo Arqueológico Nacional hay dos salas dedicadas a las islas Canarias:
Sala 11 y 12.- Prehistoria de las islas Canarias y del Sahara Occidental. “Pintaderas”, cerámicas, industrias lítica y ósea de las islas Canarias. Paleolítico y Neolítico del Sahara.
Descripción de una momia guanche expuesta al público en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, realizada por Béthencourt Alfonso (por la descripción puede corresponder a la del Museo Antropológico) y que puede corresponder a 1908.
«Momia guanche. Tendida; manos por bajo de la parte externa de los ilíacos, con las manos tendidas sobre la parte anterior externa de los muslos. Dedos gordos (pulgares) de los pies unidos por una correa. Parece momificado por desecación. Color de la piel amarillento. La cabeza como tumbada sobre el hombro derecho. Brazos tendidos y unidos al cuerpo siguiendo las formas de éste. Tobillos unidos (el derecho más arriba que el izquierdo); rodillas unidas, pero la izquierda más arriba que la derecha; pene al parecer muy grande».
El director General de Instrucción Pública, Severo Catalina, comunicará el 12 de octubre de 1867 el envió de dos de las momias al Director del Museo Arqueológico Nacional, que serán remitidas por el Gobernador de Canarias el 13 de marzo de 1868 en el vapor correo América. Se trata de la momia 2, masculina y la momia 4, femenina[14]. Estas se recibirán en el Museo Arqueológico Nacional el 14 de abril de 1868 y serán trasladadas a la recién creada en 1883 sección de antropología, etnografía y prehistoria del Real Museo de Ciencias Naturales en julio de 1885.
Por oficio del nuevo Director General de Instrucción Pública, Carlos M.ª Coronado al Director del Museo Arqueológico Nacional de 23 de marzo de 1868, probablemente la momia 1, pues carece de la cabeza, fue entregada al Gabinete de Historia Natural del Instituto de Canarias, (no creemos sea vide Infra) donde actualmente se conserva, mientras la momia 3 fue cedida en depósito al Museo de Sebastián Casilda Yánez de Tacoronte y debe tratarse de una de las dos momias que no aparecen registradas en su inventario, descrito por J. Béthencourt en 1884, pero que fueron fotografiadas por Diego Lebrun. (Mederos, 2001: 109)
De entre todas las colecciones de momias repartidas en museos de todas partes del mundo, el Museo Arqueológico y Etnográfico de Tenerife posee una de las más ricas y mejor conservadas. Atendiéndose no tanto a su número como al hecho de pertenecer a una misma cultura, la colección de momias de los aborígenes de la isla de Tenerife, los guanches, se puede considerar una de las más valiosas del mundo. (González Antón, et alií, 1990: 137-138)
El Museo Arqueológico se inaugura en 1958 con fondos procedentes del Museo Municipal (Sección de Arqueología y Antropología), de
Actualmente se conservan unas 13 momias completas, así como unos 170 restos momificados. Todos ellos perfectamente estudiados y catalogados. Algunas de las momias así como restos se encuentran expuestas al público.
Una de las momias depositadas en el Museo, se encontraba en
Aprovechamos la ocasión de aludir a Museos de Antigüedades, para ver de tranquilizar, con relación con el de
Relación de momias y material momificado expuesto actualmente en el Museo Arqueológico de Tenerife:
DESCRIPCION |
CRONOLOGIA |
YACIMIENTO |
Momia femenina de |
830 + 50 dc |
Barranco Badajoz (Güímar) |
Momia masculina de |
940 + 40 dc |
La Orotava |
Antebrazo momificado |
---- |
Desconocido |
Cráneo com restos momificados |
1195 + 95 dc |
Roque Blanco ( |
Cráneo momificado con envolturas de piel de cabra |
885 + 75 dc |
Anaga |
Momia de un niño de 7-8 años envuelto en pieles de cabra |
1420 + 135 dc |
Barranco El Infierno (Adeje) |
Momia de un hombre de |
---- |
San Andrés (Santa Cruz) |
Momia de feto a término |
---- |
Costa de El Sauzal |
Momia de feto de |
---- |
Desconocido |
Un pie momificado |
---- |
---- |
Una mano momificada |
---- |
---- |
Dos cráneos momificados |
---- |
---- |
En el antiguo Instituto de Canarias, hoy Instituto Cabrera Pinto de
…”una momia de guanche maltratada”, un pie y una mano igualmente momificados, una flecha, “una especie de espada de hueso hecha pedazos”, un hacha de madera y piedra, una piedra de molino y “una olla de los guanches”. Creemos que la momia, que en el inventario de 1861 se describe como “incompleta y mal conservada”, es la misma citada por Berthelot; la misma que hoy se guarda en el Instituto y que, por haberla asociado a un cráneo y a unas cuentas de collar encontradas en el barranco de Agua de Dios (Tegueste) en la última década del siglo XIX, ha sido considerada como procedente de este lugar y descubierta en esta fecha. Hasta hace muy poco se encontraba aún rodeada de algunos de estos utensilios mencionados en la relación de 1847. La momia, al parecer bien conservada-pese a su mutilación-y en posición poco habitual, es una de las más interesantes piezas con que cuenta el Museo del Instituto. (Fajardo Espínola, 1995: 131-132)
Sebastián Jiménez Sánchez, nos describe esta momia y nos da otra versión sobre su origen:
En una de las salitas de Historia Natural del Instituto Nacional de Enseñanza Media de la ciudad de
En el Museo Arqueológico del Puerto de
Una de estas momias pudiera ser la que vio Béthencourt Alfonso en el Museo del farmacéutico D. Ramón Gómez del Puerto de
Existe la momia de un infante de pocos meses, momificado, fue encontrado entre dos momias de adultos, cerca de la cumbre o mejor las Cañadas. (Béthencourt Alfonso, 1994: 487)
Museo Canario: Fundado en 1879, por Gregorio Chil y Naranjo entre otros.
Actualmente en la sala 6 dedicada a la conservación de los cadáveres, se exhibe el cuerpo de un individuo joven procedente de Arguineguín. La excelente mortaja funeraria que lo envuelve, compuesta por diversas capas de piel, denota su pertenencia a la alta jerarquía social.
La sala 8 se dedica a
Otro de los temas tratados en esta sala son los estudios paleopatológicos, que nos permiten determinar las enfermedades y traumatismos de poblaciones antiguas. Las fracturas producidas por accidentes o actividades violentas, las enfermedades reumáticas, los tumores y las deformaciones congénitas son las patologías más frecuentes, detectándose también "intervenciones quirúrgicas" como las trepanaciones.
El Museo Canario, posee actualmente 20 momias, albergadas en el Fondo de Arqueología y Prehistoria de Canarias de dicha Institución. Asimismo, proceden todas de Gran Canaria, concretamente de Guayadeque (Agüimes-Ingenio), Acusa (Artenara), Arguineguín (Mogán-San Bartolomé) y otras sin determinar[16].
Inglaterra: Museo de Cambridge; este museo tiene entre sus fondos, una momia guanche que llegó allí en 1772 de la mano de un tal capitán Young, patrón del barco Weasel. Igualmente en el Museo Británico existen o al menos existieron varias momias procedentes de Canarias.
Canadá: Montreal; El Redpath Museum de
Alemania: Göttinger; El Institut für Anthropologie de la universidad de Göttinger exhibe una momia guanche, perteneciente a la colección Blumenbach, encontrada en 1802.
Argentina:
Francia: París; El Museo del Hombre conserva seis momias de distintos lugares de Tenerife.
Desde hace siglos, los restos de nuestros antepasados, fueron usados no solo para blanquear caminos, abono de tierras y como nos comentaba un cabrero hace años en Tegueste, como vitamina para el ganado. (Trituraban los huesos y se los daban a comer a las cabras).
A veces la desidia y la incultura de la gente de nuestros campos y otra más actual, la depredación realizada por muchos cazadores, que con el solo afán de diversión, destruyen un Patrimonio Histórico irrecuperable.
Es muy frecuente encontrar en cuevas de enterramiento encima de los restos óseos: latas de sardinas, de cervezas, colillas, etc., dando un claro ejemplo de esta incultura.
Veamos algunas muestras que nos han dejado algunos investigadores e historiadores:
…en Tenerife, vence el temor, pero en verdad que de extraña manera: destruyendo el objeto que lo infunde, que por ser el cráneo, símbolo y figura de la muerte, acaba siendo aplastado bajo piedras o lanzado al abismo.
En estas necrópolis suelen encontrarse intactos todos los huesos del esqueleto, a excepción del cráneo. (Diego Cuscoy, 1946: 253)
…quien accedió a la altura de la cueva y tras observar el afloramiento de restos óseos procedió al vaciamiento total y llevar todos los hallazgos a su domicilio. (Arco-Atienza, 1983: 323)
Álvarez Rixo, nos habla de este expolio, principalmente en la zona de Tegueste:
El año 1845 me escribió el Sr. Prebendado D. Antonio Pereyra Pacheco venerable cura del lugar de Tegueste, lamentando la rusticidad destinada de nuestra gente con respecto a los restos de las momias y utensilios de los antiguos Guanches que por casualidad de vez en cuando suelen encontrarse, y dice así la carta.
«Nadie me daba razón ni sabía hubiese una cueva donde habitase el Rey de Tegueste: oía por casualidad nombrar un sitio llamado Tagoror, lo encamino y veo hay en él una cueva baja y otra alta, sin duda sus viviendas de verano e invierno: pregunto a algunos viejos si han encontrado en ellas fragmentos de Guanches, y con indiferencia contestan que hasta ahora pocos años, una de ellas estaba cerrada su entrada con una laja y dentro había grandes huesos sobre poyos, calaveras, molinos y cuentas de barro, cuyas cosas los pastores al encerrar ganado en ellas, lo botaban y hacían pedazos.
Ainda más: en una cueva eminente en el risco llamado
En este año 1876, se ha encontrado otra cueva sepulcral en Tegueste con algunas momias guanchinescas; díjose que
Igualmente nos cuenta casos en otros lugares de nuestra isla:
En el mes de Septiembre de 1859, al estar unos rústicos icodalteros en las faldas del Teyde sacando y aprovechando alguna sal nacrón (sic) que otros ciudadanos inteligentes les compraban a razón de
En el Barranco de Ajabo junto a
Séase dicho guanche encontrado en el Barranco de Ajabo, u otro posterior, tenemos entendido fue comprado por cuatro onzas de oro y ha sido llevado para
…a fines del propio mes de enero (1878) pasó por el camino de mi propiedad de Luz, una estrecha caja o cajón en que iba colocada
Diego Cuscoy también se encontró con estas destrucciones:
Sin que se sepan los motivos, las momias fueron extraídas desordenadamente, rotas las pieles de envoltura, desarticulados los miembros y lanzado todo por una altura de seis metros. (Diego Cuscoy, 1960: 20)
Personas relevantes de la época como Manuel de Ossuna y Van Den Heede, regalan cráneos, como vemos en la contestación de una carta de Lord Bute[17]:
No puedo permitir que usted me mande el cráneo, porque no soy craneologista y no tengo colecciones de tales cosas, pero le doy a V. las gracias por la oferta de la misma manera.
Como anécdota curiosa veamos una carta dirigida por el Dr. Jorge Víctor Pérez de
…No puedo menos que eludir aquí, que a principios del año pasado, visitó esta isla un profesor Norte-Americano[19], experto en estos estudios antropológicos, y habiendo marchado al sur de nuestra isla, a explorar multitud de cuevas, donde existen restos de los guanches, y donde nadie le impide la entrada a pastores y cabreros que destrozan todo lo que gustan, no ocupándose para nada de esto, quienes debieran, volvió de su excursión casi preso por
Era costumbre habitual de la época, el llevar a visitar cuevas con momias a los viajeros notables que visitaban nuestra tierra:
En su descenso alcanzaron la aldea de Chinama en Granadilla, donde fueron recibidos por Antonio González del Castillo, quien les recibió con gran hospitalidad y les llevó a ver cuevas con momias guanches. (Hernández González, 2003)
Veamos seguidamente otras referencias sobre este tema:
…La parte final versa sobre los «guanchios». El buen Dr. Pugh era muy apreciado en Güímar porque no cobraba a los pobres, de manera que lo llevaron a las cuevas donde guardaban 300 ó 400 momias de sus antepasados, lo que lo convertía en un ser excepcional pues todo extranjero que entraba en tales cuevas era inexorablemente ejecutado. Sin embargo, en otra ocasión en que alguien andaba cazando con un hurón, descubrió una cueva con más momias, en las que tal vez pensaba Mr. Pugh cuando, tras el interés mostrado por los caballeros de
Manuel de Ossuna en sus incursiones por Anaga, nos cuenta igualmente estos expolios y destrucciones:
…También existe no muy lejos de aquella otra donde dicen Vegeril, descubierta por dos pastores en 1860 que tuvieron la inadvertencia de destruir las innumerables momias y otros restos allí conservados. Finalmente citaremos la gruta descubierta en1889 también por otros pastores de las que fueron extraídos diez esqueletos y una momia bastante completa.
Los periódicos de la provincia anunciaron entonces el hallazgo y pudimos poco después adquirir varios restos. En 1890 visitamos esta caverna en compañía de nuestro amigo Sr. Cabrera, encontrándose en tal ocasión los maxilares inferiores que faltaban a los cráneos de los dichos diez esqueletos así como otros varios restos nuevos que se hallaban a alguna profundidad bajo tierra. (Ossuna, 1896)
Luís Diego Cuscoy en 1949, nos comenta en
En cierta ocasión hubimos de visitar una cueva que se había descubierto con motivo de la construcción de un acueducto y en la cual se encontraron dos momias que los obreros destruyeron bárbaramente y arrojaron al fondo del barranco. (Diego Cuscoy, 1953: 108-109)
Aparte de la isla de Tenerife, también se ha constado la técnica de momificación en Gran Canaria, y como no podía ser menos, no se libraron ni del expolio ni de las destrucciones:
El año de cincuenta y ocho había hecho un viaje a El Ingenio, llamado para visitar un enfermo y terminada mi misión, pregunté si se encontraban momias, huesos, jarros, tejidos u otros objetos pertenecientes a los canarios, contestándome se hallaban en abundancia en “la cueva de los canarios” en Guayadeque, y lo sabían porque de las cuevas estaban sacando guano para venderlo a los que se ocupaban del cultivo de la cochinilla. Quise ver esos guanos y me condujeron a un estercolero y entre los numerosos restos allí acumulados de tejidos, cueros, pedazos de loza, de barro, huesos humanos la mayor parte de ellos rotos al intento, vi una envoltura, la cogí y me encontré con un antebrazo al que le faltaba parte de la mano y solamente había unos huesos del metacarpo y todo el carpo unido por sus ligamentos. (Chil y Naranjo, 2004: 190)
El cementerio de Aguamastel, hermosa gruta llena de momias colocadas cuidadosamente, respetuosamente, a lo largo de sus paredes cubiertas de pinturas, fue hace años descubierto por los obreros que construyeron la carretera que atraviesa estos lugares. La piqueta y el azadón hábilmente manejados hicieron polvo los despojos de aquel poblado. (Batllory, 1901: 75)
LAS POYATAS O MESAS FUNERARIAS
El topónimo “poyata” se ha dado a lugares destinados por los aborígenes para secar los cadáveres, antes de su momificación. Principalmente cuando se descubrió en el lugar llamado “Punta poyata”, en Taganana, una piedra denominada por los lugareños como la piedra del guanche, una gran piedra plana de aproximadamente 1m de ancho por 2 de largo, apoyada sobre tres grandes rocas.
Este topónimo lo encontramos igualmente en San Miguel de Abona, La poyata por encima de Aldea Blanca y en El Hierro: poyata y Punta de la poyata en la zona de El Golfo.
En el barranco de Guayadeque, hay una cueva de forma circular y techo abovedado, que comunica con otra pequeña interior. Tiene en el centro como único vestigio curioso, una gran piedra casi plana y redonda, como de un metro de diámetro. (¿Ara o mesa funeraria?) (Jiménez Sánchez, 1964: 72)
En varias cuevas de enterramiento, hemos encontrado este tipo de piedras lisas, como en el Roque Jama (Arona) y en
LOS DESCUBRIMIENTOS DE MOMIAS
Siempre ha existido la polémica en cuanto a las islas en que la práctica de momificación se realizaba. Sabino Berthelot afirmaba que solo se practicaba en Tenerife y
René Verneau afirmaba haber encontrado restos momificados en
El norteamericano Earnest Albert Hooton comenta que probablemente se momificara en todas las islas, excepto en Lanzarote y Fuerteventura.
Este investigador hace el primer estudio paleopatológico sistemático en las islas. Conrado Rodríguez Martín hace un resumen en tres aspectos fundamentales: El detallado análisis de la dentición, a través de las caries, sarros, atriciones, abscesos… Presta gran atención al elevado número de traumatismos, entre los que sobresale la trepanación, únicamente realizado por la técnica de barrenado, bien cicatrizada en la mayoría de los casos. Y, con respecto a la momificación, observó dos aspectos muy interesantes, el primero que el buen estado de conservación podría deberse al clima, y el segundo, que el pelo rubio de las momias podría ser el resultado de una despigmentación del cabello post mortem, es decir, una vez que ha fallecido el individuo. (Rodríguez Martín, 1989: 33)
Para Mª Carmen del Arco Aguilar la momificación está demostrada en Tenerife, Gran Canaria,
Hay que tener en cuenta que muchas veces se habla de momias, cuando en realidad son cadáveres, por lo que después de un estudio de los trabajos realizados sobre este tema, en artículos, información oral, prensa, etc., hemos sacado la siguiente relación:
TENERIFE
ADEJE
Barranco del Infierno: 1 momia infantil. Actualmente expuesta en el Museo Arqueológico de santa Cruz, según parece hallada por Béthencourt Alfonso.
Ref. Cuscoy 1968: 242
Ucazme: Enterramiento colectivo de siete individuos. Los vestigios de momificación se encontraron en los restos de carne adheridos al hueso y correspondieron a tres individuos: dos mujeres y un hombre; Miembro superior derecho y mano momificada femenina, extremidad superior con mano momificada femenina y columna, pelvis y extremidades inferiores sin pie momificados.
Ref. González Antón y Arco Aguilar 1995: 29-42
Barranco del Agua-Ifonche: Varias momias encontradas en 1847.
Ref. Béthencourt Alfonso 1994: 488
Barranco de Abapio: Varias momias.
Ref. Béthencourt Alfonso 1994: 488
Barranco de Ajabo: 1 momia masculina
Ref. Tejera 1990: 130
ARICO
Barranco Juan Andrés: Varias momias, dos de ellas llevadas al Gabinete de Historia Natural de París en el siglo XVIII según Viera y Clavijo.
Ref. Cuscoy 1968: 241
ARONA
Barranco de Amara: Varias momias.
Ref. Béthencourt Alfonso 1994: 487
Ref. Béthencourt Alfonso 1994: 487
BUENAVISTA
Teno: Momia masculina.
Ref. Béthencourt Alfonso 1994: 488
CANDELARIA
Laderas de Araya: Varias momias, una infantil.
Ref. Cruz Jiménez et alii., 1973: 46
Cumbres de Araya: Varias momias.
Ref. Cuscoy 1968: 240
Cueva de
Ref. Béthencourt Alfonso 1994: 485
Malpaís de Candelaria: Datación de muestras de tejido muscular de restos momificados: 1.133 + 77 D.C.
Ref. Eres 1993: 103. Tenerife
Barranco las Goteras-Araya: 4 momias
Ref. R. A. H.
EL ROSARIO
Barranco Jagua: 1 momia, junto a huesos de un adulto y un niño. Fue la primera vez que se describió un enterramiento con el cadáver todavía in situ. La momia se encontraba sobre cinco tablones de tea y soportada por cuatro.
Ref. Cuscoy 1957: 62-75
GRANADILLA
Barranco de Gorda: 3 momias que fueron destruidas.
Risco Bermejo-Chiñama: 2 momias
Ref. Béthencourt Alfonso 1994: 487
GUIA DE ISORA
Chajajo: Varias momias.
Ref. Cuscoy 1968: 242
Cueva del Retamar: 2 cadáveres con señales de momificación. Yacimiento expoliado. Hallazgo de diversas pieles de cabra, provistas de distintos cosidos, es interpretado como vestigios de las envolturas funerarias, y exponente de la práctica de un ritual de amortajamiento.
Ref. Cuscoy-Arco 1984
Cueva
Ref. González Antón 2000: 131-139
GÜIMAR
Cueva de
Ref. Béthencourt Alfonso 1994: 486
Hoya Brunco: Varias momias.
Ref. Cuscoy 1968: 238
Barranco Milán: Varias momias destruidas.
Ref. Álvarez Delgado 1947: 149-156
Roque Blanco: 3 momias, dos adultos y 1 infantil. El estado de los restos humanos descubiertos, revela la práctica de enterramientos antiguos y de otros más modernos, por simple observación se dedujo que los cadáveres más antiguos estaban sin momificar, así lo confirmaron los huesos hallados y momificados los más modernos.
Ref. Cuscoy 1960: 13-30
Risco Caído – Barranco Hondo: 2 momias destruidas.
Ref. Cuscoy 1953: 107-110
LAS CAÑADAS
Llano Maja: 3 cabezas de perro 1 momificada. El uso del perro se ha excluido como ofrenda alimenticia, asimilándose con la idea de animales guía o compañeros del muerto (Cuscoy: 1851, 1965, 1968). Evidentemente dada la parquedad de la información, son muchos los interrogantes que se abren sobre el tratamiento funerario de que son objeto los perros. Por ejemplo, la práctica de momificación aplicada a estos animales, solo se constata en un único individuo, a partir de la conservación parcial de tejidos blandos, por lo que habría que tener en cuenta otras posibilidades tafonómicas como un origen natural y fortuito de tal fenómeno, determinado por las condiciones ambientales que se dan en esta zona. (Alberto Barroso 1999)
Ref. Álvarez Delgado 1947: 99-111, Cuscoy 1965: 33-49
Roque y Cueva de los Cochinos-Cañada del Hoyo-Ucanca: 1 Momia enzurronada, boca abajo.
Ref. Béthencourt Alfonso 1994: 489
Montaña
Ref. Arroyo 1959, “Eco del Comercio” 4/8/1855
Cueva del Salitre: Restos de momificación, pieles apergaminadas.
Ref. Álvarez Delgado 1947: 48-59
SAN MIGUEL
Barranco Pilón: Momia infantil. Considerado como el primer descubrimiento de un enterramiento infantil, solo y aislado, que se estudió en Tenerife. Por su estrechez no entra un adulto, por lo que existe la hipótesis de que pudieron participar niños en el acto funerario. La momia fue envuelta de la cabeza a los pies con pieles de cabra sin pelo, bien curtidas y algunas finamente gamuzadas, la envoltura tenía cuatro capas de piel.
Ref. Cuscoy 1962: 23-32
Cueva de Uchova: 6 momias desaparecidas (información oral y artículos de prensa)
Ref. Cuscoy 1952
SANTA CRUZ
Barranco de San Andrés: 1 momia de las mejores conservadas, hoy expuesta en las vitrinas del Museo Arqueológico.
Ref. Museo Arqueológico de Tenerife
Cueva Vegeril - Anaga: Varias momias destruidas.
Laderas de Icorbo – Anaga: 1 momia.
Ref. Ossuna 1896
Roque de Tierra – Anaga: 5 cadáveres cubiertos con pieles de cabra
Ref. Guimerá Ravina 1973: 207-212
El Chorrillo: Una momia. Datación de tejido muscular de restos momificados: 1.257 + 81 D.C.
Ref. Eres 1993: 103 Tenerife
SANTA URSULA
Barranco Los Naranjos: 2 momias.
Ref. Álvarez Delgado 1947: 129-130
TACORONTE
Barranco Guayonje: 1 momia depositada en el Museo Casilda de Tacoronte, recuperada de Necochea (Argentina).
Ref. Berthelot 1849: 130
GRAN CANARIA
En
En Gran Canaria, de un lado estaría la población mediterránea de los túmulos, socialmente superior, pero que no practica la momificación, de otro, una población también superior, que practica la momificación y que deposita a sus muertos en cuevas (Schwidetzky, 1963: 12)
ARTENARA
Acusa: Varias momias envueltas en tejido de junco y 2 pieles, dentro de una especie de caja, construida con cortezas de drago y tea. Conservaban sus ojos, tráqueas, esófagos, pulmones, etc., y pelos en la barba. En un estudio sobre una piel de momia dio la siguiente datación: GRO-1188, 1380 + 60 B.P = 550AD-780AD.
Ref. Jiménez Sánchez 1941: 257. 1964: 73. Arco et alii. 1977: 75 Martín Rodríguez et alii. 2003: 235
ALDEA DE SAN NICOLAS
Cerro de los Picachos de Tirajacás: Fragmentos de mortajas de junco
Ref. Jiménez Sánchez 1960b
AGAETE
Lomo Guayedra: Envolturas funerarias de junco
Ref. Jiménez Sánchez 1960c
AGÜIMES
Risco Pintado: Envolturas funerarias de junco
Ref. Jiménez Sánchez 1952
Guayadeque: Una momia infantil
Ref. Grau Bassas 1880
Guayadeque: Varias envolturas de momias. Pieles de cabra perfectamente adobadas y admirablemente cosidas, utilizadas para envolver las momias. Una de las cabezas (Nº 826 del Museo Canario) conserva sus ojos y sesos. Datación de pieles de momias: GRO-1189, 1410 + 60 BP = 520AD-770AD. GRO 1190, 1120+ 60 BP = 780AD-1020AD
En el ajuar se encontró una especie de diadema, hallada en la frente de una momia, formada por una tira de cuero curtida a la que se une por un fino cordón anudado, cuentas semiesféricas de Conus.
Ref. Jiménez Sánchez 1946: 72. Arco et Alii. 1977: 75
GUIA
El Morro: 2 momias recubiertas con envolturas de junco y pieles
Ref. Fusté Ara 1960, Jiménez Sánchez 1960a
SAN BARTILOME DE TIRAJANA
Barranco del Hornillo: Varios cráneos mutilados, mandíbulas y huesos largos, etc., envueltos en sudarios y esterillas de junco. Los esqueletos aparecieron superpuestos, en camadas y dentro de sus respectivas esterillas.
Ref. Jiménez Sánchez 1964: 135-136
Arguineguin: Varias momias, consideradas como las más grandes y mejor conservadas. Una de las cuales se encuentra expuesta en el Museo Canario. Una de ellas de
Ref. Jiménez Sánchez 1941: 260. 1946: 70
SANTA LUCÍA DE TIRAJANA
El Pajito: Varias momias
Ref. Jiménez Sánchez 1960a
TELDE
Silva: Varias momias de pie
Ref. Hernández Benítez 1958
SAN SEBASTIAN
Degollada de
Ref. Cuscoy 1946: 252-259
No poseyeron con igual perfección los antiguos pueblos de
Chil y Naranjo afirmaba que los Auaritas seguían prácticas de momificación, aunque los historiadores anteriores lo negaban: Aunque no he visto escrito por ninguno de ellos, se que se han encontrado momias conservadas por el embalsamiento, (Chil y Naranjo, 1878 II: 92)
PUNTALLANA
El espigón: Varios cuerpos aparecieron forrados de pieles y colocados sobre una yacija vegetal, en posición decúbito lateral flexionado.
Ref. Afonso Rodríguez 1997
MAZO
Belmaco: 1 momia. (?)
Ref. Antonio Rodríguez López, informe a
FONDO DOCUMENTAL Y BIBLIOGRAFICO CONSULTADO
ARCHIVOS y BIBLIOTECAS
Archivo Histórico Municipal de
Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife.
Real Academia de
Museo Antropológico Nacional. Madrid
Museo Arqueológico Nacional. Madrid
Museo Arqueológico de Tenerife
Museo Canario. Las Palmas
Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife
BIBLIOGRAFÍA
ABREU Y GALINDO A. de (1590-1632/1977) Historia de la conquista de las siete islas de Canaria. A. Cioranescu (ed.) Goya ediciones. Tenerife.
AFONSO RODRIGUEZ LL. (1979) Los Auaritas y la muerte, Revista Tanato´s 2 Sociedad Española e Internacional de Tanatología. Tenerife.
ALBERTO BARROSO V. (1999) Los animales en las prácticas funerarias guanches. Anuario de Estudios Atlánticos 45. Madrid-Las Palmas.
ALVAREZ DELGADO J. (1947) Excavaciones arqueológicas en Tenerife (Canarias) Plan Nacional 1944-45 Informes y Memorias 14. Madrid.
ARCO AGUILAR M. C. del (1976) El enterramiento canario prehispánico. Anuario de Estudios Atlánticos 22. Madrid-Las Palmas.
--- (1984) Resultados de un sondeo arqueológico en la cueva de los guanches (Icod, Tenerife) Museo Canario XLVI.
ARCO AGUILAR M. C. del ATIENZA ARMAS E. (1983) Noticias de un descubrimiento sepulcral en Tenerife. Cueva del Barranco del Retamar. Tabona IV: 323-325.
BARRAS Y ARAGON de las (1929) Estudios de los Cráneos antiguos de Canarias existentes en el Museo antropológico Nacional. En Actas y Memorias de
BATLLORY LORENZO J. (1901) Aguamastel. El Museo Canario T. X. cuaderno 7º nº 112. Las Palmas.
BERTHELOT S. (1849) Etnografía y Anales de
--- (1980) Antigüedades canarias. Anotaciones sobre el origen de los pueblos que ocuparon las islas afortunadas desde los primeros tiempos hasta la época de la conquista. Goya Ed. Tenerife.
BETHENCOURT ALFONSO J. (1912/1991) Historia del Pueblo Guanche I. Su origen, caracteres etnológicos, históricos y lingüísticos. En M. A. Fariña (ed.). Francisco Lemus editor.
--- (1912/1994) Historia del Pueblo Guanche II. Etnografía y Organización socio-política. En M. A. Fariña (ed.). Francisco Lemus editor.
BONNET S. F. (1973) El Museo Casilda de Tacoronte. En Programa de Fiestas del Santísimo Cristo de Tacoronte. Tacoronte.
BONNET REVERON B. (1940) Un manuscrito del siglo XV (El navegante Diogo Gomes en las Canarias) Revista de Historia de Canarias 64.
BORY DE SAINT-VINCENT J. B. G. M. (1859/1994) Viaje a las cuatro principales islas de los mares de África. Col “a través del tiempo” José A. Delgado Luís editor.
CIORANESCU A. (1979) Historia de Santa Cruz Edición de Caja Canarias Tenerife.
CHIL y NARANJO G. (1878) Estudios históricos, climatológicos y patológicos de las Islas Canarias II. Imprenta de
--- (2004) Miscelánea. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Las Palmas.
CRUZ JIMENEZ M. de
CRUZ JIMENEZ M. de
DIEGO CUSCOY, L. (1946): La cueva sepulcral de
--- (1947): Excavaciones arqueológicas en Tenerife, Canarias (Plan Nacional 1944- 45). Informes y Memorias de
--- (1948): El enterramiento de Los Toscones en el Barranco de Abalos (Isla de
--- (1952):
--- (1952b): El ajuar de las cuevas sepulcrales de las Canarias Occidentales. Actas del II Congreso Nacional de Arqueología: 135-159.
--- (1953): Nuevas excavaciones arqueológicas en las Canarias Occidentales. Yacimientos de Tenerife y
--- (1956): Descubrimiento de una sepultura guanche en la isla de Tenerife. Ibérica XXIII (321): 43-44.
--- (1957): La cueva sepulcral de Barranco de Jagua, en El Rosario, isla de Tenerife. Revista de Historia de Canarias, XXIII (117-118): 62-75.
--- (1957b): Actividades arqueológicas en Tenerife y
--- (1960): Trabajos en torno a la cueva sepulcral de Roque Blanco. S/C de Tenerife. Publicaciones del Museo Arqueológico. Tenerife.
--- (1962): La cueva sepulcral del Barranco de Jagua, en El Rosario, isla de Tenerife. Noticiario Arqueológico Hispánico, V (1956-1961): 76-84.
--- (1962b): Tres cuevas sepulcrales guanches, Un enterramiento infantil en el barranco del Pilón, Excavaciones Arqueológicas de España, Madrid.
--- (1964): Una Cueva Sepulcral en el Barranco del Agua de Dios en Tegueste (Tenerife). Excavaciones Arqueológicas en España, 23. Madrid.
--- (1968): Los Guanches. Vida y cultura del primitivo habitante de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife. Publicaciones del Museo Arqueológico. Tenerife.
--- (1970): Excavaciones del Plan Nacional realizadas por el Museo Arqueológico de Tenerife. Revista de Historia de Canarias, XXXIII (165-168): 107-108.
--- (1972): Excavaciones arqueológicas en Tegueste (Tenerife). Noticiario Arqueológico Hispánico. Prehistoria I: 271-313.
--- (1974): Escondrijo y ajuar del Risco de los guanches Tacoronte, Tenerife). El Museo Canario, XXXV: 29-39. Las Palmas.
--- (1975):
--- (1976): Glosa a un fragmento de los Apuntes de don José de Anchieta y Alarcón, (necrópolis y momias). Anuario de Estudios Atlánticos, 22: 233-270. Madrid-Las Palmas.
DIEGO CUSCOY, L. y ARCO AGUILAR M. C. del (1984): Nueva información sobre la cueva sepulcral del Barranco del Retamar, Guía de Isora, Tenerife. Tabona, V: 485-486. Tenerife.
DIRECCION GENERAL DE PATRIMONIO HISTÓRICO DE
ESCRIBANO COBO G. MEDEROS MARTIN A. (2003) Prospección arqueológica del cauce bajo del barranco de Guayonje y Camino del Rey (Tacoronte, Tenerife) Boletín Instituto de Estudios Canarios 48.
ESPINOSA A. de (1594/1980) Historia de Nuestra Señora de Candelaria. [Del origen y milagros de
ESTUDIO SOBRE ACTAS DEL I CONGRESO INTERNACIONAL DE MOMIAS 1992 (1995) 2 tomos. Museo arqueológico de Tenerife. Tenerife.
FAJARDO ESPINOLA F. (1995) Historia del Instituto de Canarias. Centro de
FARIÑA GONZALEZ M. TEJERA GASPAR A (1998)
FUSTE ARA M. (1960) Esqueletos humanos procedentes de una cueva sepulcral aborigen de Gran Canaria Museo Canario 73-74. Las Palmas.
GONZALEZ ANTON R. (2000) El yacimiento sepulcral de cueva
GONZALEZ ANTON R. ARCO AGUILAR M. C. Del (1995) La necrópolis de Ucazme (Adeje, Tenerife) Estudio Arqueológico, Bio y Paleopatológico. Eres 6. Museo Arqueológico de Tenerife. Tenerife.
GONZALEZ ANTON R. TEJERA GASPAR A. (1990) Los aborígenes canarios. Gran Canaria y Tenerife Ediciones Istmo. Oviedo.
GONZALES ANTON R. RODRIGUEZ MARTIN C. ESTEVEZ GONZALEZ F. (1990) Proyecto Cronos, Bioantropología de las momias guanches. Eres 1. Museo Arqueológico de Tenerife. Tenerife.
GRAU BASSAS V. (1880) Las cuevas de Guayadeque. Museo Canario Tomo 1 nº 3. Las Palmas.
GUERRA Y PEÑA L. A. de la ([1760-1770] 1951) Memorias I Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Patronato José Mª Cuadrado, El Museo Canario. Las Palmas.
GUIMERA RAVINA A. (1973) La cueva sepulcral del Roque de Tierra, Roques de Anaga, Tenerife. Anuario de Estudios Atlánticos 19. Madrid-Las Palmas.
HERNANDEZ BENITEZ P. (1958) Telde (sus valores arqueológicos, históricos, artísticos y religiosos) Telde.
HERNANDEZ GONZALEZ M. (2003) La expedición de Buch y Smith Conferencia impartida en
HERNANDEZ PEREZ M. S (1972) Contribución a
JIMENEZ GOMEZ M. de
JIMENEZ SANCHEZ S. (1940) Memoria que
--- (1941) Embalsamientos y enterramientos de los canarios y guanches. Actas y Memorias de
--- (1946) Excavaciones arqueológicas en Gran Canaria del Plan Nacional 1942, 1943, 1944 Informes y Memorias 11. Madrid.
--- (1952) Yacimientos arqueológicos grancanarios descubiertos y estudiados en 1951. Revista Faycán 2. Las Palmas.
--- (1960a) Cueva funeraria en la localidad de El Pajito, revista Faycán 7. Las Palmas.
--- (1960b) Cueva sepulcral de Los Picachos de Tifaracás. Revista Faycán 7. Las Palmas.
--- (1960c) Yacimiento del Cerro del Roque o de Lomo de Guayedra. Revista Faycán 7. Las Palmas.
--- (1960d) Solapón funerario en el barranco de San Felipe. Revista Faycán 7. Las Palmas.
LECUONA VIERA J. (2002) Historia de
MARIN DE CUBAS T. A. (1694/1986) Historia de las siete islas de Canarias. En A. de Juan Casañas, Mª. Régulo y J. Cuenca (Eds.) Real Sociedad Económica de Amigos del País. Las Palmas.
MARTIN DE GUZMAN C. (1984) Las culturas prehistóricas de Gran Canaria. Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas.
MARTIN RODRIGUEZ E. VELASCO VAZQUEZ J. ALBERTO BARROSO V. RODRIGUEZ RODRIGUEZ A. (2003) Vivir y morir en Risco Chimirique. Investigaciones arqueológicas en la cueva de Tejeda (Gran Canaria) Anuario de Estudios Atlánticos 49. Madrid-Las Palmas.
MEDEROS MARTIN A. (2001). Comisión de Antigüedades de
MILLARES TORRES A. (1997) Historia de
MOMIAS LOS SECRETOS DEL PASADO (1992) Museo Arqueológico y Etnográfico de Tenerife. Tenerife.
MORALES PADRON F. (1978) Canarias crónica de su conquista. El Museo Canario. Las Palmas.
OSSUNA y VAN DEN HEEDE M. (1896) Estudios sobre la región de Anaga (Inédito) Fondo Ossuna. AHMLL
PELLICER M. (1968-69) Panorama y perspectiva de la arqueología canaria. Revista de Historia de Canarias XXXII 291-302.
PUIG-SAMPER M. A. PELAYO F. (1997) El viaje del astrónomo y naturalista Louis Feuillée a las Islas Canarias (1724). Ayuntamiento de
RAMIREZ SANCHEZ M. E. (1997) Un acercamiento historiográfico a los orígenes de la investigación Arqueológica en Canarias: Las Sociedades Científicas del siglo XIX. En G. Mora y M. Díaz-Andréu, (eds.) La cristalización del pasado: génesis y desarrollo del marco institucional de
RODRIGUEZ DELGADO O. (1994) Guía de la comarca de Agache (Güímar), editado por el Tagoror Cultural de Agache. Güímar.
RODRIGUEZ MAFFIOTTE C. (1995) Las momias guanches de Tenerife “Proyecto Cronos” Museo arqueológico y Etnográfico de Tenerife. Cabildo de Tenerife.
RODRIGUEZ MARTIN C. (1989)
RODRIGUEZ MARTIN C.-GONZÁLEZ ANTON R. (1994) Momias y momificación en las Islas Canarias prehispánicas. Eres 5. 117-131. Museo Arqueológico de Tenerife. Tenerife.
RUMEU DE ARMAS A. (1999)
SANTANA SANTANA A. (2002) Evolución de la imagen turística de Canarias. XV Coloquio de Historia Canario-Americana. Las Palmas.
SCHWIDETZKY I. (1963)
SIERRA DELAGE M. (1987) Documentos existentes en el Museo Nacional de Etnología en relación con colecciones de Canarias, costa Noroeste de África y Afro-América. En Coloquio de Historia Canario Americano VI, T. III. Las Palmas.
SOLIS SANTOS C. (2004) ALICUIUS IN VERBA,
STONE O. (1995) Tenerife y sus seis satélites Introducción y revisión de Jonathan Allen Hernández. Traducción y notas J. S. Amador Bedford. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas.
TEJERA GASPAR A. (1988-2000) La religión de los guanches. Ritos, Mitos y Leyendas. Asociación Cultural de las Islas Canarias. Tenerife.
--- (1990) Apuntes sobre restos de los guanches encontrados en el siglo actual, de José Agustín Álvarez Rixo. Eres 1, Cabildo de Tenerife. Tenerife.
--- (1992) Tenerife y los guanches. Centro de
TEJERA GASPAR A. GONZALEZ ANTON R. (1987) Las culturas aborígenes canarias. Edición Interinsular. Tenerife.
TORRIANI L. (1592/1978) Descripción e historia del reino de las Islas Canarias, antes Afortunadas, con el parecer de sus fortificaciones. A. Cioranescu (ed.) Goya ediciones. Tenerife.
VIERA Y CLAVIJO J. ([1776-83] 1982) Noticias de
VERNEAU R. (1891/1981) Cinco años de estancia en las Islas Canarias, Ediciones J.A.D.L. Madrid-La Orotava
WILLIAM R. WILDE (1840/1994) Narración de un viaje a Tenerife. Introducción de Manuel Hernández González, traducción de José A. Delgado Luís. Col “a través del tiempo”
--- (2000) Viaje a Tenerife. Tauro ediciones. Tenerife.
HEMEROTECA
ECO DEL COMERCIO Nº 345. (1855) “Destrucción de un enterramiento Guanche. Eco del Comercio Santa Cruz de Tenerife 4-8-1855: 1-2.
HOY (1933): “El cementerio guanche, descubierto en San Miguel, ha sido casi completamente destruido”, Hoy, 27-6-1933: 1
ÁLVAREZ CRUZ L. (1933): “Una visita a la cueva de Uchova, lo que ha quedado del cementerio guanche”,
ARROYO A. de (1959) “Temas para la investigación: Cuevas sepulcrales guanches en Guajara” El Día Santa Cruz de Tenerife. 11/1/1959.
EL DIA (2002) “El OAMC negocia la restitución a la isla de dos momias guanches depositadas en Argentina”. El Día Santa Cruz de Tenerife: 12/11/02
EL DIA (2002) “El Cabildo alcanza un preacuerdo para restituir las momias guanches”. El Día Santa Cruz de Tenerife: 12/12/02
EL DIA (2003) “Las momias Guanches que estaban en Argentina volverán a Canarias la próxima semana”. El Día Santa Cruz de Tenerife: 28/08/03
EL DIA (2003) “Las dos momias Guanches de la ciudad de Necochea llegan mañana a Tenerife”. El Día Santa Cruz de Tenerife: 01/09/03
EL DIA (2003) “Las momias de Necochea marcan un hito en la recuperación del patrimonio”. El Día Santa Cruz de Tenerife: 04/09/03
EL DIA (2003) “Las momias de Necochea datan del siglo IX y una fue envuelta en piel de cerdo”. El Día Santa Cruz de Tenerife: 11/10/03
EL DIA (2003) “Las dos momias guanches recuperadas en Argentina se expondrán al público”. El Día Santa Cruz de Tenerife: 20/10/03
DIARIO C (2002) “Momias que deben ser restituidas a España están deterioradas” Diario C Catamarca: 14/11/02
TODO MAR DE PLATA (2003) “En septiembre trasladarán a España las momias aborígenes de Necochea” Todo Mar de Plata Mar de Plata: 26/8/03
DIARIO
QUE PASA NOTICIAS (2002) “Momias guanches en Argentina, llegó su hora de regresar a casa” Que pasa Noticias Buenos Aires: 28/8/03
DIARIO DE AVISOS (2002) “¿Cómo cruzaron el Océano? Diario de Avisos Santa Cruz de Tenerife: 8/11/02
DIARIO DE AVISOS (2002) “Una de las momias que volverá a la isla es una mujer” Diario de Avisos Santa Cruz de Tenerife: 12/11/02
DIARIO DE AVISOS (2002) “Preacuerdo para traer las momias guanches de Argentina” Diario de Avisos Santa Cruz de Tenerife: 1/12/02
DIARIO DE AVISOS (2003) “Fidencia Iglesias: Las momias guanches que están en Argentina serán devueltas a Tenerife en marzo” Diario de Avisos Santa Cruz de Tenerife: 5/1/03
DIARIO DE AVISOS (2003) “Las momias guanches que estaban en Argentina regresan por fin a Tenerife” Diario de Avisos Santa Cruz de Tenerife: 28/8/03
DIARIO DE AVISOS (2003) “Una historia donde la leyenda da la mano a la realidad” Diario de Avisos Santa Cruz de Tenerife: 29/8/03
DIARIO DE AVISOS (2003) “Las momias guanches llegan a Tenerife después de un siglo” Diario de Avisos Santa Cruz de Tenerife: 4/9/03
DIARIO DE AVISOS (2003) “Una de las momias guanches restituidas a Canarias murió por un tumor cerebral” Diario de Avisos Santa Cruz de Tenerife: 1/10/03
DIARIO DE AVISOS (2003) “Las momias guanches de Necochea serán expuesta hasta el 2 de noviembre” Diario de Avisos Santa Cruz de Tenerife: 19710/03
BRITO M. (2005): “El cementerio guanche de la cueva de uchova de San Miguel de Abona”,
[1] Esta momia fue donada en 1892 al Redpath Museum, de
[2] Pero fue un error el asegurar que se encontró con otros en una cueva de
[3] Suponemos se refiere al descubrimiento de Araya, publicados en El Guanche en los números 285 de 30-5-1862, 286 de 6-6-1862 y 535 de 15-7-1865, donde informa de su traslado al Museo Casilda.
[4]Para una mayor información sobre este tema; consultar en: www.museosdetenerife.com/paginas/MNHA
[5] Actualmente estos boletines se encuentran en un estado totalmente lamentable para su lectura, debido a la “carcoma”.
[6] Esta momia se encuentra en el Museo de
[7] De Santa Cruz pasé a Tacoronte para visitar el antiguo Museo Casilda, que hoy pertenece al Sr. D. Carlos Lebrún. En él llama principalmente la atención el número de momias, muchas de ellas perfectamente conservadas… Chil y Naranjo G. (2004) Miscelánea. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. 100
[8] Cable publicado por
[9] “
[10] Juan Álvarez Delgado, atribuye esta obra a su editor, con bastante razonamiento, ver: Revista de Historia de Canarias XXXII (1968-69) “
[11] Se refiere a las piezas encontradas en la montaña de
[12] Suponemos por las referencias y fechas, se trata de las momias de Araya, en Candelaria.
[13] Revista Antropología Física, Museo Nacional de Antropología. Madrid 1993: 14
[14] Se habla de las momias encontradas en Araya de Candelaria.
[15] Crónica arqueológica e Historia del Arte. Revista de Historia de Canarias XXXII 1968-69: 306.
[16] Información facilitada por el propio Museo Canario.
[17] AHMLL Fondo Ossuna, correspondencia con Lord Bute en cajas: 17 (1 y 2), 175 (7 y 8).
[18] AHMLL. Fondo Ossuna, caja 17-2. Correspondencias, cartas varias.
[19] Creemos que probablemente pudo haber sido el profesor Earnest A. Hooton, de la universidad de Harvard (EE UU) que estuvo en Tenerife en 1915.