EL CASTILLO DE SAN CRISTOBAL EN LA PLAZA DE ESPAÑA

¿Una pérdida ya irreparable?

350 AÑOS DE HISTORIA

 

Raúl E. Melo Dait

            1575 es el año en dio comienzo la construcción del Castillo de San Cristóbal, aprovechando las maderas en 1577 de la desaparecida Torre de Santa Cruz, edificada por el primer Adelantado Alonso Fernández de Lugo en 1511, y destruida por ineficaz para la defensa[1].

            El primer gobernador capitán que tuvo la isla, don Juan Álvarez de Fonseca, desde su toma de posesión de su cargo el 26 de mayo de 1573, decide reforzar las defensas de Tenerife y La Palma, principalmente por las amenazas de inminentes incursiones berberiscas por parte de los piratas de Salé.

            El ingeniero Juan Alonso Rubián opinaba que la nueva fortaleza se construyera alrededor de la ermita de Nuestra Señora de la Consolación[2], para defensa de la misma, resguardo de la fortaleza principal y apoyo de las operaciones militares que en torno a la caleta de Blas Díaz pudieran realizarse (Rumeu, 1947/1991: 169).

            El encargado de redactar el proyecto y planos fue el ingeniero militar Francés de Álava, enviándose los planos a la Corte en 1575.

            El 25 de julio de 1575 por Real Cédula se dan las instrucciones para la construcción de la nueva fortaleza:

           

            EL REY. Juan Álvarez de Fonseca, nro. Gobernador de la isla de Tenerife y La Palma, habiendo visto los desinios que se nos enviaron de la fortaleza del puerto de Sta. Cruz y del puerto del lugar de Garachico, y lo que se nos ha escrito sobre ello, ha parecido que se haga en ello lo que vereis por el memorial que firmado por don Francés de Álava, de nuestro consejo de guerra y nuestro capitán de la artillería, irá con esta, conforme a la qual os encargamos y mandamos; que se haga y execute sin exeder de  ello del dinero que se ha juntado y junta para ello conforme a lo que habemos ordenado, dándose gran prisa para que se acabe con la mayor brevedad que se pudiere, y de ordinario nos ireis avisando de lo que en todo se fuere haciendo y del estado en que quedaren las dichas obras y para cuando se podrá acabar. De Madrid a 25 de julio de 1575 años. Yo EL REY por mandato de S. M. Juan delgado.

            Se acompañaron a la Real Cédula las siguientes instrucciones firmadas por don Francés de Álava: 

            En la ysla de Tenerife, en el puerto de Santa Cruz, parece que pues la fortaleza que había esta fabricada para guarda del dicho puerto [y] esta de mala trasa y sujeta a un padrasto e no acabada, que el mismo gasto se haga en el altico donde está la hermita de la Consolación, desde donde guarda muy bien el puerto e la caleta de la mar, habiendo mejor sitio e sin padrasto.

            La fortificación para esto parece que podrá bastar un quadro con quatro baluartejos, que tenga el dicho quadro hasta ciento diez pies en todo con groseça de muralla e terrapleno con bóvedas.

            E no se haziendo de quatro baluartejos, hacer en el mismo sitio de la Consolación un castillo en triángulo de tres baluartejos que ocupe tanto como el de quatro baluartes; aunque me satisface más el de quatro por muchas causas.

            El lugar de Santa Cruz, se debe cerrar a cassa a mura con sus travesillos y encima de los terrados de las casas hacer sus parapetillos delgados dejando una o dos puertas para el servicio del lugar[3].

            Hasta los primeros días de diciembre de 1575 no se recibió en Tenerife la Real Cédula, acordándose en sesión del Regimiento de la isla, del 9 de dicho mes la compra de 200 cahices de cal para dicha fortificación.

            A partir de estas fechas se puede decir que se iniciaron las obras del castillo de San Cristóbal (también llamado castillo Principal). El punto indicado para cimentarla englobaba parte de la ermita de Nuestra Señora de la Consolación, por lo que fue necesario su derribo, penetraba por la lengua de tierra que formaba la laja o arrecife, situando dos de sus baluartes casi a la orilla del mar.

            El 14 de enero de 1577 se acordó en Cabildo el traslado de la artillería a la nueva fortaleza, aprobándose en sesión del 20 de enero. El 4 de febrero de 1577 se elige el primer alcaide del castillo de San Cristóbal al capitán don Pedro Fernández de Ocampo.

            El 30 de noviembre de 1578, siendo gobernador de la isla Juan de Leiva, se termina por completo la fortaleza y siendo elegido segundo alcaide don Tomás de Cangas.

            En mayo de 1582, siendo gobernador el capitán Lázaro Moreno de León se acordó nuevas mejoras, terraplenándose los baluartes, suprimiendo las almenas en los mismos, cambiando la disposición de la escalera que estaba arrimada a la muralla, etc.

            Edificio de planta cuadrada con cuatro baluartes, uno en cada ángulo, conforme a la técnica militar del momento. En el interior y en la parte orientada a tierra se levantaban los aposentos del alcaide y guarnición, depósitos de munición y pólvora, aljibe y cisterna. Su construcción  fue de sillería en la base y simple mampostería en el resto.

            El 25 de enero de 1586 en el inventario firmado por Hernando de Hoyo aparecen registrados los siguientes cañones: Un tiro de bronce llamado San Miguel, un tiro de bronce llamado Hércules dos culebrinas de bronce grande, un sacre de bronce, un medio sacre de bronce, un tiro de bronce llamado El flamenco, cinco piezas de campo de bronce, cuatro piezas de hierro, seis versos y diverso material  de guerra.

            En 1587 el castillo tenía 14 piezas de artillería: Un cañón llamado Hércules, una culebrina apodada San Cristóbal, dos culebrinas más, tres sacres, el pedrero San Miguel y seis falconetes, según relación remitida por Leonardo Torriani a la Corte.

            En 1588 el ingeniero Leonardo Torriani señala varias modificaciones al castillo de San Cristóbal, como dar mayor amplitud a su plaza de armas, haciendo avanzar la edificación a lo largo de la lengua de tierra que separaba la caleta de la playa, con objeto de que, al descubrir mejor desde sus muros ambos puntos, ofreciese una eficaz garantía de seguridad a los navíos amparados en su sombra, y un mayor poder ofensivo al posible atacante  que enfilase sus tiros. Por la parte de tierra se aconsejaba la construcción de un amplio foso que, inundado por el agua del mar, incomunicase el castillo  con la villa, haciéndole inexpugnable, no solo desde el mar, sino también de tierra. Así mismo propone que para una mejor defensa de la bahía se construyan otros dos castillos, uno en el flanco norte: el castillo de Paso Alto, terminado en 1670 y el otro en el flanco sur en la llamada Caleta de Negros, acordándose su construcción en 1641 como Castillo de San Juan Bautista.

            …que en el Puerto de Caballos se levante un pequeño bastión que con dos culebrinas y dos falconetes defiendan hasta más allá de la caleta de los Negros, hacia la villa; y otro igual en Paso Alto, que guarde con igual artillería el desembarcadero que está debajo, y el paso entre éste y la montaña, por donde el enemigo puede pasar (caso de desembarcar más adelante hacia Naga) así como en dirección a la villa.

            Las amenazas de invasiones por corsarios ingleses y moros, determinaron el envío a Canarias en 1589 de un jefe militar; don Luís de la Cueva Benavides, nombrado Comandante General con el encargo de:

            …de ver y reconocer el estado en que se hallaban las cosas de la guerra así cuanto a las fortalezas, como la gente, artillería, municiones, y lo demás que de aquello convendrá fortificar y prever…

            En 1723 con motivo del traslado a Santa Cruz del comandante general Lorenzo Fernández y Villavicencio, se adecenta su fachada y se le añaden estancias para oficinas y nuevos alojamientos para personalidades. Obras realizadas en 1724 por el ingeniero militar Francisco Álvarez Barreyro y desde esta fecha adquirió su fisonomía definitiva, demostrando su eficacia en los diferentes ataques piráticos que sufrió Santa Cruz.

            La guarnición del castillo estaba a cargo del Cabildo y consistía en 13 soldados de Infantería, un Condestable, Artillero y Ayudante de Artillería.

            En 1788 estaba artillado con 8 cañones de a 24; 4 de a 16 y 2 de a 12, guarnecido por 1 oficial, 1 sargento, 1 cabo y 17 hombres, previsto su aumento en caso de guerra a 7 oficiales, 6 sargentos o cabos y 120 hombres.

            De este castillo se cree partió el disparo que quitó un brazo al almirante Nelson en su intento de conquista de Tenerife en julio de 1797.

            Su arraigo a la ciudad fue tan grande que a la plaza contigua (hoy plaza de la Candelaria) se la llamó Plaza del Castillo, así como a la calle que partía de dicho lugar “calle del Castillo” (nombre que aún hoy se mantiene).

            En la huerta que existió en el tambor atrincherado que mira al Poniente estuvo situada la Pila para surtir agua al vecindario hasta 1813, año en que se trasladó a la plaza de la Candelaria y en 1844 se construyó la que lleva el nombre de Isabel II[4].

            Encima de la puerta que daba al patio del castillo, se encontraba un relieve de San Cristóbal  y a la derecha el escudo de armas del Gobernador Fonseca y bajo este la siguiente inscripción:

            ESTA OBRA MANDO HAZER SU MAJESTAT ALYLI S. JUAN ALVARES DE FONSECA SIENDO GOBERNADOR DESTAS ISLAS ACOSTA DESTA YSLA. AÑO 1576

            Al llegar a la isla los Comandantes Generales, eran alojados por tres días en la Sala grande de este castillo.

            De datos obtenidos en las actas del Cabildo así como los recogidos por Dárias Padrón[5] el nombramiento de “Castellanos” o Alcaide del castillo de San Cristóbal comenzó en 1552 con el nombramiento de Juan de Truxillo, cargos que duraban entre uno y dos años, hasta el último en 1777 que terminó con la renuncia de don Alonso Chirino Sandoval y Rojas, Marqués de la Fuente de Las Palmas. A partir de este año ya no se volvieron a hacer nombramientos de castellano por el Cabildo, sino por los Gobernadores; los primeros fueron vitalicios y luego temporales; unos y otros designados de Real Orden y con sus correspondientes Reales Despachos: prestaban pleito homenaje ante los Generales, hasta que se suprimieron tales castellano, recibían un salario de setenta mil maravedíes. La facultad de elección por el Cabildo fue dada por Felipe II por Real Cédula de 6 de junio de 1565:

            “para que agora, y de aquí adelante, mientras nuestra merced y voluntad fuere, podáis elegir y nombrar cada un año una persona que sea hijodalgo y que tengan las cualidades que se requieren”

            Sin necesidad de enviar el nombramiento a la Real aprobación, pero si con la obligación de residir en el castillo todo el año.

            Por Real Decreto de 20 de septiembre de 1926, se resolvió a instancias del Ayuntamiento de 25 de junio anterior accediéndose a la permuta del castillo, en unión de las baterías de la Concepción e Isabel II, del solar del barrio de Duggi y del Polvorín de la Regla, por edificios para Gobierno Militar, regimiento de infantería de reserva num. 74, batallón de Caja de reclutas y de reserva num. 119, Sección de Clasificación y Revisión, oficinas de Intendencia e Intervención y alojamiento de tropas de todas estas dependencias en un solar de la calle Veinticinco de julio.

            La desaparición y destrucción del edificio se produjo en 1928, cuando la corporación presidida por el alcalde García Sanabria, consideró que el conjunto, ya deteriorado, ocupaba una zona de suma importancia para la ciudad. Sobre sus cimientos el 19 de enero de 1947 se inauguraba la Plaza de España y su monumento a los Caídos.

          

 

Bibliografía:

DARIAS PADRON D. (1931) “Los antiguos castellanos del desaparecido castillo principal de San Cristóbal” Revista de Historia de Canarias. Universidad de La Laguna.

DUGOUR J. D. (1875) Apuntes para la historia de Santa Cruz de Tenerife. Desde su fundación hasta nuestros tiempos. Santa Cruz de Tenerife.

CIORANESCU A. (1979) Historia de Santa Cruz de Tenerife. Ed. De Cajá Canárias. Tenerife.

--- (1993) Historia del puerto de Santa Cruz de Tenerife. Viceconsejería de Cultura y Deportes. Gobierno de Canarias.

LUIS YANES M. J.-SANCHEZ HERNANDEZ J. M. (1995) La historia de Santa Cruz de Tenerife. Centro de la Cultura Popular Canaria. La Laguna.

PADRON ESPINOSA R. (1924) “El castillo de San Cristóbal” Revista de historia de Canarias. Universidad de La Laguna.

PINTO Y DE LA ROSA J. M. (1954/96) Apuntes para la historia de las Antiguas Fortificaciones de Canarias. Museo Militar Regional de Canarias. Tenerife.

RUMEU DE ARMAS A. (1947/91) Canarias y el Atlántico. Piratería y ataques navales T. II. Primera parte. pp. 147-184. Viceconsejería de Cultura y Deportes. Gobierno de Canarias

TORRIANI L. (1978) Descripción e historia del reino de las Islas Canarias, antes Afortunadas con el parecer de sus fortificaciones. Goya ediciones. Tenerife.

           

           

 



[1] Libro de Acuerdos del Cabildo de Tenerife, 18 de marzo de 1577.

[2] Los primeros habitantes se establecieron alrededor de esta ermita, su población estaba integrada por guanches convertidos y marineros canarios y forasteros (Dugour, 1857:52)

[3] Libro de Reales Cédulas del Cabildo de Tenerife, núm. 50, fol. 79v

[4] En la calle La Marina, en la plaza de Isabel II, aún hoy se pueden ver los restos de dicha Pila.
[5] Revista Historia de Canarias, 1931. Bibliografía citada en este trabajo