LEMA DEL GRUPO:

 "UN DIA A LA  VEZ"

 

"La recuperación siempre será un proceso, nunca un producto terminado".


 

Todas como adultas tenemos la responsabilidad de ocuparnos de nosotras mismas y de cerciorarnos de que nuestras necesidades se vean satisfechas. Hay muchas fuentes a las cuales podemos recurrir para satisfacer nuestras necesidades si estamos dispuestos a renunciar a la obstinación y a la autocompasión; es decir, si no estamos demasiado decididos a extraer todo lo que necesitamos de una sola fuente en particular.

Una de las características principales de la adicción a las relaciones es una inmensa dependencia, a menudo, pero no siempre, disimulada mediante una fortaleza aparente. La dependencia es extrema porque conservamos muchas necesidades insatisfechas desde la niñez. Quienes somos adictas a las relaciones nunca podemos forjar una pareja sana hasta que estemos dispuestas a recurrir a mas de una fuente para satisfacer nuestras necesidades. Necesitamos otras fuentes sanas, tales como amigos, intereses, una práctica espiritual, etc., para validarnos, apoyarnos, llenar nuestro vacío y curar nuestra dependencia. Si no asumimos así la responsabilidad por satisfacer nuestras necesidades, nos encontraremos una y otra vez luchando con relaciones en las cuales presentamos nuestra (pseudo) fortaleza y elegimos a un hombre que presente su necesidad, o bien presentamos nuestra necesidad y elegimos a un hombre que presente una fortaleza aparente. Sin embargo, es muy probable que ese hombre "fuerte" sea otra persona dependiente como nosotras, que finge tener suficiente fuerza para soportar la carga de nuestra necesidad pero, en realidad oculta necesidades de dependencia igualmente profundas.

Cuanto más curamos nuestras propias heridas y cuanto menos "necesitamos" recibir de nuestra pareja, más capaces somos de elegir a alguien que no esté tan dañado o tan necesitado. Entonces podemos ser realmente felices desde adentro y estar agradecidas por aquello que nos es dado libremente.

Nadie tiene la obligación de perdonar, pero a la larga, debemos hacerlo si deseamos curarnos. Perdonar no significa regresar y dejar que las personas que nos han dañado lo hagan de nuevo. Significa tomar la suficiente distancia como para no tomar tan a pecho sus actos. Para obtener nuestra validación, recurrimos a nuestro Poder Superior, no a ellos. Comprendemos la posibilidad de que ellos también estuviesen muy lastimados y que hicieron lo mejor que pudieron.

Nada está destinado a permanecer inalterado, y si no avanzamos, decaemos. Estamos aquí para crecer, aprender y despertar. Es por eso que en las relaciones cotidianas no hay hechos casuales. Nos vemos inexorablemente atraídos hacia personas con quienes podemos aprender nuestras lecciones personales y de relación o bien quedar más atrapados en la trama de nuestros patrones insalubres de vida y de relación, patrones que a la larga, nos presionarán más para que cambiemos. Del mismo modo, no hay casualidad en cuanto a las almas con las cuales nos manifestamos, ya sea nuestro padre, nuestra madre o los demás con quienes tenemos vínculos obligatorios. A pesar de todas las dificultades que puedan representar para nosotros, son regalos para nuestra alma. Nos proporcionan una oportunidad de aprender la siguiente lección espiritual. O la aprendemos o nuestra alma se enferma más, a pesar de la práctica religiosa, y perdemos contacto con nuestra espiritualidad esencial.

Ningún hombre será nunca adecuado hasta que curemos en nosotras aquello que se ha visto atraído hacia una batalla de voluntades y que ha necesitado ganar o perder para luego culpar a otros por nuestros problemas.

Es muy tentador considerarnos curadas cuando, en realidad, apenas hemos iniciado lo que será un proceso de cambio y crecimiento, lucha y autodescubrimiento que durará toda la vida. La clave está en reconocer que la recuperación siempre será un proceso, nunca un producto terminado. Cada día de recuperación es un regalo inapreciable y un logro espléndido.

 


Tomado del libro "Cartas de las mujeres que aman demasiado" de Robin Norwood

 

 

 

img294/9349/bannerpaginashu8.jpg